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Durante el acto, representantes de la comunidad de artesanos del museo entregaron a la familia Arango una vasija en agradecimiento al apoyo e impulso que siempre les brindó la desaparecida fundadora del museo.
Walther Boelsterly, director del recinto, mencionó en su discurso que este acto fue un agradecimiento a quien logró un sueño que pocos pueden concretar, haciendo referencia a la pasión que impulsó siempre a Marie Thérèse hasta lograr que el museo fuera una realidad.
“Una mujer incansable, con claridad en sus objetivos, una disciplina férrea”, así describió a quien se convirtiera en su amiga luego de muchos años de trabajo en conjunto. “Gracias a esas cualidades es que María Teresa pudo sacar adelante un sueño”, dijo.
Al finalizar su participación, con voz entrecortada, Walther adelantó que se propondrá hacer una gran exposición, con ayuda de la familia, para exhibir toda la obra recolectada a lo largo de la vida de Hermand de Arango.
Sonya Santos, ex presidenta de esta asociación, también habló con la voz rota sobre este museo que se fundó hace más de 15 años. “Ella era una mexicana más mexicana que muchos mexicanos, y como dijo alguna vez Chavela Vargas ‘los mexicanos nacemos donde nos dé la regalada gana’. Marie Thérèse, misión cumplida”, finalizó su participación.
Un par de días antes de este homenaje, en la Parroquia de Santa Teresita del Niño Jesús, en Las Lomas, se llevó a cabo un servicio religioso para pedir por el eterno descanso de Marie Thérèse, quien nació en El Cairo, Egipto.
Fue hija del francés Marcel J. Hermand, un hostelero que se mudó a Nueva York, Estados Unidos, para dirigir el hotel St. Regis y que a los 17 años pisó por primera vez tierras mexicanas, momento en el que, como solía decir con mucho orgullo, se enamoró de la riqueza cultural de nuestro país.