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Cuando tenía 14 años, Rebecca De Alba se topó de frente con la desigualdad. Le bastó un vistazo a un grupo de niños que jugaban futbol sin zapatos en la puerta de la antigua Vecindad de Jobito, en el Centro de Zacatecas (ciudad natal de la conductora), para que en su corazón se encendiera la chispa del altruismo.
En 2008, ya convertida en una figura pública y con una carrera que da fe de varios éxitos como conductora en la televisión, Rebecca volvió a escuchar esa voz. Esta vez, el resultado fue la consolidación de Fundación De Alba, una organización que este año cumplió 14 años brindando apoyo a personas diagnosticadas con cáncer en México y que no tienen un seguro o los recursos para realizar su tratamiento.
Una de las muchas acciones que esta organización realiza para recaudar fondos para mantener sus programas de ayuda es una venta anual en las instalaciones de la boutique Frattina, ubicada en avenida Presidente Masaryk 420, en Polanco, y en la que este año participarán más de 12 marcas con dos mil prendas y accesorios para toda la familia: ropa de lujo, bolsas, zapatos y carteras para mujeres y hombres, joyería, lentes, abrigos, entre otras cosas. Además, se ponen a la venta productos elaborados por los beneficiados de la fundación.
Algunos de los diseñadores y marcas que formarán parte de esta noble causa que se llevará a cabo los próximos 15 y 16 de noviembre de 11 a 19 horas, son Aristocrazy, Gama Italy, Roberto Verino, Frattina, Pepe Moll, Prada, Gottex, Gran Vía, Joseph Ribkoff, Manita Shine, Merkaba y Alexia Ulibarri.
Antes de la inauguración, Rebecca recibió a VIP en las instalaciones de la boutique y nos abrió su corazón para hablar sobre su pasión por el altruismo, sus logros y lo que la impulsa a seguirse construyendo como ser humano.
(Foto: Edgar Silva Fuentes)
¿Qué es lo más importante que rescatas de 14 años de labor con tu fundación?
Cuando la fundación cumplió un año, el equipo y yo hablábamos de la emoción de cristalizar una estructura correcta y los pilares congruentes que nos definen. Así, nos fuimos al quinto año y, luego, al décimo, casi sin darnos cuenta porque, cuando uno ayuda, el tiempo es relativo. Decir que hoy son 14 años es un gran pretexto para evaluar y concluir que la pasión con la que se trabaja hace toda la diferencia.
¿Cómo funciona la venta anual de Fundación De Alba en Frattina?
Participan 12 marcas que sacan de stock las cosas que no salieron en en dos o tres temporadas y han encontrado en la venta de Fundación De Alba una alternativa para sumarse a una causa súper relevante como lo es ayudar a la gente que libra una batalla contra el cáncer. Algunos pacientes traen cosas que ellos hacen como Trufas de chocolate o manteles bordados a mano. Esta es una venta abierta al público y en la que muy probablemente todos podrán encontrar algo lindo para llevarse y a la vez ayudar a la causa de los pacientes.
Con todo y que esta venta siempre ha sido muy popular, ¿Existió en algún momento algún reto a superar?
Los primeros años, cuando decíamos que la íbamos a hacer en Polanco, como que la gente se intimidaba un poco por la zona, pero siempre he querido transmitir el mansaje de que este es un evento que hacemos por y para los pacientes. Este evento es de lo más inclusivo. Hay prendas desde 300 pesos. ¡Imagínate!
Recuerdo a una señora que nos visitó por allá de la séptima edición. Se me acercó y me dijo que vivía cerca de Toluca, que trabajaba en servicio doméstico y que venía en su día libre. La verdad es que me emocionó mucho su nivel de conciencia y ganas de ayudar. Le mostré un chal muy lindo pensando en que se llevara algo que, además, le sirviera para su día a día. Ese es el espíritu de este proyecto.
Visto en perspectiva, ¿Cómo ha evolucionado tu visión sobre el altruismo?
Mi pasión en la vida es involucrarme en causas que velen por el bienestar físico y emocional de las personas, que lo desarrollen. Lo descubrí desde niña, y es algo que siempre se me dio de manera muy natural. Cuando tenía 14 años, me ponía a cocinar pasteles con mi abuela. Hacíamos palomitas y varias cosas más. Y lo que recaudaba lo iba juntando para que los niños de La Vecindad de Jobito tuvieran zapatos porque yo los veía jugando futbol descalzos. Esta disparidad de unos niños que tienen pero otros no, me abrió los ojos desde entonces.
(Foto: Edgar Silva Fuentes)
Has comentado que, en tu círculo familiar cercano, no ha habido casos de cáncer. Por tanto, ¿Qué te llevó a querer trabajar en favor de quienes son diagnosticados con este padecimiento?
Lo que pasa con un diagnóstico como el cáncer es que impacta muy intensamente no solo al paciente sino a toda su familia. El problema más grave es que, en la etapa de diagnóstico y, sobre todo durante el tratamiento, se colapsan muchas cosas: no solo la salud sino la economía, la estabilidad emocional y hasta las relaciones de quienes rodean a los individuos.
Poder ser un portal para aquellos que llegan sin siquiera saber qué significa el cáncer o el laberinto completamente desconocido que tendrán que recorrer es un gran impulso para mí. A ese tomar de la mano a alguien, en la fundación, lo llamamos Programa de navegación. No dejamos a nadie solo o a su suerte porque en esos momentos cruciales de tomar decisiones es cuando se necesita más apoyo.
El miedo es algo muy cercano a las historias de pacientes con cáncer ¿Qué opinas tú de este sentimiento?
Pienso que, en los momentos críticos y más traumáticos de la vida, toda la diferencia la hace el enfocarse en pensar en cómo resolver el problema o trabajar en él y no en buscar una respuesta al porqué nos está tocando vivir esa determinada situación.
El miedo, la ansiedad y la depresión son sentimientos naturales, completamente humanos. Yo misma los he atravesado. Lo que hay que explorar son soluciones que reviertan la balanza para que eso que nos hace daño hoy, con el tiempo, se convierta en un aprendizaje.
¿Cuáles son tus miedos?
No le tengo miedo a las cosas naturales como la muerte. Eventualmente sucederá. Una cosa que me inquieta es no llegar a tiempo con mi familia ante cualquier emergencia pero confio en que las cosas pasan en su momento justo.
¿Cómo construyes tu felicidad?
Me enfoco en las cosas y las visualizo como si ya las tuviera. Nunca decreto que llegará el trabajo perfecto o el hombre que me hará feliz. Afirmo en presente que ya lo tengo.
(Foto: Edgar Silva Fuentes)
Profesionalmente hablando, ¿dirías que has alcanzado la consolidación?
A veces, la gente cree que, porque no he estado en la tele muchos años, no estoy haciendo nada, pero la vida es mucho más que una red social o una pantalla. Me encanta mi trabajo y por supuesto que me faltan muchas cosas por hacer pero cuido mucho con lo que me involucro.
¿Qué es lo más valioso que has cosechado con los años?
Mi parte más solida y de la que me siento más orgullosa es lo que he conseguido formarme como ser humano: mi yo como mujer, hija, hermana, amiga. Es decir, aquella que, a pesar de las veces que he sentido que todo se derrumba, resurge y sabe ser y estar para los demás.
Si hicieras una retrospectiva de tu vida ¿Qué es lo que más valoras?
Valoro esas experiencias que me han fortalecido, pero sobre todo mi historia, mi origen y mis valores. He trabajado mucho en no perderme, en que mis valores sigan siendo los mismos y más sólidos.
¿De ahí que seas tan selectiva con los proyectos en los que participas?
Después de la pandemia empezaron a salir muchísimos proyectos. Hace poco me ofrecieron un reality y dije que no porque me pareció muy superficial hablar solo de mí y en un contexto en el que apareciera sin ningún tipo de aportación valiosa sino simplemente hablando de la vida, las compras y los guapos. Me pasa lo mismo con algunas propuestas comerciales que tienen que ver con anuncios de tabaco o alcohol, he dicho que no porque no son los mensajes que quiera transmitir.
No es tan sencillo decir no a tantísimas cosas pero visto a distancia diría que muchos no me han permitido llegar a los grandes proyectos de mi vida.
(Foto:Edgar Silva Fuentes)
¿En qué etapa de tu vida te encuentras?
Estoy muy concentrada en mi vida personal. Estoy disfrutando mucho de mi mamá que tiene una salud increíble, tengo una salud sensacional, me siento súper bien y lo digo más allá del tema físico.
Muchísimas personas te ven como un rol model ¿Qué significa eso para ti?
Me llama la atención que siempre se refieran a mí como la guala cuando la verdad es que a mí no me estresa ni me presiona la imagen. Hoy estoy maquillada, vestida y arreglada pero en el día a día soy una persona que casi diario ando de cara lavada. Yo creo que lo que la gente percibe es mi seguridad.
Me acuerdo mucho de una tía que me decía que siempre antes de salir de la casa, así fuera al súper o a una vueltita cerca, me pusiera una corona imaginaria que está adornada de sabiduría, seguridad, amor, valores y eso se me quedó mucho porque al hacer el ejercicio te yergues en automático y al paso del tiempo te vas convirtiendo en una reina.