Michou Mahtani y Thomas Fuchs. (Foto: Adriana Hernández para Clase)
Thomas Fuchs es, antes que nada, un artista. Ya sea pintando, que lo hace y muy bien, o en lo que ha convertido en sus especialidades: el diseño de muebles y servicio de mesa, y la creación de exquisitos candelabros de vidrio soplado veneciano.
Thomas estudió en la Corcoran School of Arts and Design, actualmente perteneciente a la Universidad de Washington, y una de las escuelas de arte más prestigiadas de los Estados Unidos. Desde que concluyó sus estudios, Thomas adoptó una estética clásica con un twist moderno que incorpora en todo lo que crea.
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"Después de graduarme trabajé en casas de subastas y esto me ayudó a entrenar el ojo y me convertí en un especialista en muebles. Ahí aprendí de estructura, proporciones, escala, materiales, terminados y técnicas de construcción de muebles", dice.
"Cuando dejé de trabajar en las casas de subastas, lancé mi primera colección de muebles; eran reproducciones de muebles antiguos, pero de muy alta gama fabricadas en Los Ángeles pero con técnicas europeas. Lo sorprendente es que el 90% de mis trabajadores y artesanos eran mexicanos; algunos llegaban a Los Ángeles y se llevaban las piezas para trabajarlas en México o vivían en California. Eran trabajadores altamente especializados, tenía marmoleros, herreros, grabadores y más, muy buenos en lo que hacían".
Thomas utiliza la regla de oro de Aristóteles siempre que puede en su trabajo, una proporción geométrica que, según se ha comprobado, es estéticamente grata al ser humano; el ejemplo perfecto, según el propio Thomas, son las proporciones de una tarjeta de crédito. Otros dos temas recurrentes en sus diseños son el uso del color y los cráneos, que ha plasmado en servilletas, vasos, portavasos, copas y otros muchos objetos, que hoy son algunos de sus diseños más populares.
Esta forma de modernizar lo clásico, ya sea en uno de sus candelabros de vidrio veneciano, que son tan elegantes y exclusivos --llegan a costar más de 100 mil dólares-- que lo mismo cuelgan en una iglesia de la Provenza francesa que una tienda departamental de gran prestigio como Bergdorf Goodman, o en alguno otro de sus proyectos, creando muebles y objetos decorativos para el Ritz-Carlton en Miami, o el Bellagio y el Venetian en Las Vegas, lo han convertido en un profesional del diseño muy buscado por arquitectos y diseñadores de interiores.
"Cuando estaba trabajando en Donghia, de regreso en Nueva York, le comenté a mi jefe que quería trabajar con artesanos y que sentía que las habilidades de los trabajadores del vidrio de Murano, en Italia, estaban siendo subutilizadas porque solo hacen los mismos objetos de siempre. De tal manera que los convencí de que me dejaran ir por ocho semanas a Venecia a aprender a trabajar el vidrio. Aprendí muchísimo en ese tiempo y cree una primera colección de candelabros clásicos pero con un twist de modernidad --que es lo que hacíamos en Donghia, usábamos proporciones del Siglo XVIII, la regla de oro aristotélica, todos esos recursos--, y fue increíblemente exitosa.
"En ese momento era algo tan nuevo y emocionante, que poco después, grandes firmas de diseño empezaron también a trabajar en Murano. Así nació mi compañía Otium, en la que trabajé varios años. Llegó a estar en 13 de los mejores showrooms de diseño interior en los Estados Unidos; en ese momento yo solamente vendía a arquitectos y diseñadores, no al público directamente. De ahí surgieron muy buenos proyectos, como el Bellagio en Las Vegas o el Four Seasons en Riad".
En este punto de su carrera, conoció a Michou Mahtani, quien se convertiría en su esposo y socio, y quien, siendo un experto en branding y marketing, lo convenció de crear una línea con su propio nombre y de venta directa al público. "Me emocionó la idea porque hacer los candelabros me encanta, son mi ego trip, pero son tan caros y exclusivos que su mercado es muy limitado, me fascinó la idea de poder hacer llegar mis diseños a más gente", dice Thomas.
(Foto: Adriana Hernández para Clase)
"Lanzamos la primera colección y nuestro primer cliente fue Barneys", añade, esta tienda departamental, como se sabe, es la más exclusiva en Estados Unidos, "lo más impresionante es que prácticamente inmediatamente después de la primera orden llegaron ocho más, una tras otra, así que fuimos a la tienda a ver como estaban exhibidas las piezas y ¡no estaban! Cuando llegaban, los vendedores las ofrecían a sus clientes privados antes de que se fueran al piso de exhibición y se vendieron todas antes de que llegaran a piso, así que no aparecieron a la vista del público sino hasta la novena orden. Esta fue la colección de los cráneos, hicimos vasos, utensilios de bar, hieleras del mismo tipo de mármol usado en el Taj Mahal talladas de una sola pieza...en general, piezas un poco centradas en la parte masculina de la casa", comenta Thomas.
De visita en México acompañado de Michou, Thomas busca empaparse de la cultura artesanal del país y ver qué posibilidades ofrece a su diseño. "Nuestra idea actual" dice Michou, "es profundizar en una cultura, ya sea la de México, de la India, de China, de Egipto... y fabricar lo que ideemos en el mismo país y también venderlo ahí mismo. Se trata de tomar inspiración de una cultura, pero también de regresarle algo".
Uno de los diseños más populares de Thomas es una vajilla en la que cada plato combina dos colores distintos --uno de los sellos de su trabajo-- y en cada temporada se añaden nuevas combinaciones y tonos, así que la vajilla puede extenderse hasta donde uno desee. Una de las características que Thomas insistió debía tener su marca es la sustentabilidad, de manera que estos platos están hechos de una melamina super resistente y con color muy saturado, pero que proviene de una resina de bambú. "No usamos nada de origen animal en nuestros diseños porque no es tan grande mi ego como para pensar que un animal deba morir para que yo pueda diseñar", dice Thomas.
"Otras dos de las características de casi todas mis piezas es que, por lo menos parte de su manufactura es artesanal, que son versátiles y que están hechas para durar", añade Fuchs.
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Al respecto de lo que más les llama la atención de México, Thomas no duda: "La calidad del trabajo artesanal es impresionante. Pensamos regresar en octubre y noviembre y hacer un tour del país visitando los lugares de los que nos interesa conocer más a fondo su artesanía tradicional como Puebla, Oaxaca, Mérida... para ver qué podemos aprender e incorporar. Otra de las razones es que a los mexicanos, como a los europeos les encanta el color, y claro ¡los cráneos! que han sido una gran inspiración a lo largo de toda mi carrera".
Hablando de que hoy en día pasamos más tiempo en nuestras casas y sobre qué tendencias ve él resultantes de este fenómeno, Thomas dice: "Yo siento que lo hecho a mano se ha vuelto más importante, lo que hace a nuestra casa distinta de las otras, los objetos que tenemos y que tienen una historia. Es maravilloso tener objetos en casa de los que podemos contar una historia y que están ahí para acompañarnos. También creo que ahora se valoran más los objetos que toma tiempo hacer, detrás de los que haya pasión y trabajo".
"Una cosa maravillosa que está sucediendo es que estamos redescubriendo lo que ya tenemos en casa y que tal vez solo teníamos guardado y nunca veíamos ni usábamos, o solo cuando teníamos visitas ¡Las cosas lindas son para vivirse, no para tenerlas guardadas!".
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