(Foto. Archivo El Universal)
Hoy, el nombre de Kim Kardashian está continuamente en boca de todos, ya sea por sus escándalos, por sus lanzamientos y negocios, por sus novedades y, sí, hasta por su influencia en la moda. Pero, ¿es realmente tan revelante su papel?
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¿Recuerdan aquellas fotos de modelos que eran verdaderos esqueletos? En esa época --fines de los 90 y principios de los 2000-- veíamos por todas partes fotografías de chicas que verdaderamente se mataban de hambre y a las que literalmente se les podían contar todos los huesos del cuerpo, todo en nombre de la moda.
¿Qué pasó en ese momento? Como reacción a las figuras casi perfectas de las top models de los 80 y principios de los 90 --Claudia Schiffer, Naomi Campbell, Cindy Crawford y demás—surgió una nueva estética bautizada como “heroin chic” (ya desde el nombre estaba mal) liderada por la esquelética y entonces prácticamente adolescente, Kate Moss.
Kate Moss en los 90. (Foto: Archivo El Universal)
A partir de su surgimiento como todo un fenómeno, las chicas fueron queriendo hacerse cada vez más y más delgadas y el que se notaran todos los huesos era el máximo logro. Como consecuencia –aunque desde luego la moda no fue el único factor—hubo prácticamente una epidemia de desórdenes alimenticios como la bulimia y la anorexia, y se sabía que muchas modelos, y las chicas que las imitaban, vivían de agua, lechuga y cigarros “para matar el hambre”.
Como todo extremo, esto tenía que acabar (o por lo menos aminorar). Las alarmas empezaron a sonar fuerte y el estar sano sin convertirse en un esqueleto ambulante comenzó a ganar terreno, el fitness y el “bien estar” se impusieron como la respuesta lógica y razonable a una tendencia claramente perjudicial a la salud. Pero la moda no sabe de equilibrio ni de puntos medios.
Llegan las curvilíneas
A mediados de la década de los 2000, empiezan a surgir figuras como Jennifer Lopez y las Kardashian, lideradas por la más famosa de estas hermanas: Kim. La segunda de la dinastía empezó a ganar notoriedad como la curvilínea amiga que acompañaba a todos lados a Paris Hilton, la it girl de los 2000.
Jennifer Lopez, sin duda, trajo consigo la “moda del trasero”. Aunque siempre ha sido muy delgada y fit, es esta característica corporal lo que siempre ha llamado la atención en la silueta de la cantante, y es esta nueva ola de amor por las curvas, en la primera década de un nuevo siglo, lo que aprovecharon Kim y el resto de las Kardashian para crear un nuevo arquetipo de cuerpo deseable.
En 2007, el canal E! Entertainment comenzó a transmitir su reality show “Keeping up with the Kardashians” y fue así que el mundo conoció a Kourtney, Kim, Khloé, Kendall y Kylie (que entonces eran unas niñas), a su “momager”, Kris Jenner, a su entonces padrastro, Bruce Jenner, padre de Kylie y Kendall --hoy convertido en Caitlyn Jenner--, y al varón de la familia, Rob.
Las Kardashian son curvilíneas y lo saben, pero en lugar de tratar de convertirse en algo que no son, ellas lo tomaron como bandera.
El fenómeno Kim
Hay quien adora a Kim Kardashian y hay muchísima gente que no la soporta; hay quien piensa que es un verdadero ícono de la moda y hay quien opina que es irremediablemente vulgar; hay quien piensa que no tiene cerebro y hay quienes admiran su capacidad para los negocios, pero lo que sí es indiscutible es que para 2014, el mundo tenía una nueva it girl y su nombre empieza con K.
Dado que nunca fue una chica “menudita”, Kim se propuso sacar el máximo provecho de lo que sí tiene, y desde un principio, destacó por sus looks que invariablemente llamaban la atención sobre sus curvas extremas a través de pronunciados escotes y siluetas súper ceñidas al cuerpo, popularizando una estética que antes se limitaba a las femmes fatales y a las Jessica Rabbit wannabes.
Un clásico look "Kim". (Foto: Archivo El Universal)
Gracias a ella se extendió el uso del Spanx y otras prendas de “control” que ayudan a hacer las curvas aún más pronunciadas. Lanzó el Waist Trainer, una especie de faja que acentúa la cintura y que puede usarse mientras te ejercitas o también debajo de la ropa para marcarla más, y creó con gran éxito Skims, su línea de prendas íntimas de control, en junio de 2019. El truco es hacer ver lo redondito, aún más redondeado y lo que “debe ser” plano, aún más plano.
Y aunque para las chicas naturalmente curvy esta tendencia en la silueta ha sido algo bueno, como ya hemos dicho, ningún extremo es deseable.
Kim en la adolescencia. (Foto: Archivo El Universal)
Una belleza imposible
Muchas chicas hoy quieren lucir una figura como la de Kim, pero esto es prácticamente imposible, pues ella tiene a la mano estilistas, fotógrafos profesionales, las herramientas más sofisticadas de retoque digital de sus fotografías y un sinnúmero de recursos para hacerla ver exactamente como quiere, lo cual no es el caso con el resto de las mortales.
El resultado es un notable aumento en las cirugías estéticas, y si no, que se lo pregunten a la misma hermana menor de Kim, Kylie, quien, aunque no admite ninguna operación o procedimiento estético --excepto sus rellenos labiales que causaron gran polémica--, no se parece en nada a la adolescente que fue, empezando por el pecho y el trasero, prácticamente imposibles de modificar a tal grado vía el ejercicio. La misma Kim es una persona muy distinta de la que era en los inicios de su fama y popularidad, por no hablar Khloé, quien no se reconocería a sí misma si se encontrara en la calle.
¿Ícono de moda?
Por otra parte, ya sea que la ames o la odies, Kim logra lo que se propone. Aunque inicialmente se la veía como una especie de mala broma y un signo de la decadencia de los tiempos, hoy, los diseñadores que antes la veían “hacia abajo” se pelean por vestirla y es figura frecuente (y deseable) en las primeras filas de los desfiles de moda más importantes en el mundo.
Incluso, creadores como Riccardo Tisci, quien le hizo su vestido de novia en su boda con Kanye West –próximo a convertirse en su exmarido número 3, si los reportes resultan ciertos-- cuando era director creativo de Givenchy, y Olivier Rousteing, director creativo de Balmain, la tienen como una de sus musas.
Su consagración a las altas esferas del glamour y la moda llegó cuando en abril de 2014, la legendaria editora de moda, Anna Wintour, puso a la pareja formada por Kim y el rapero Kanye West, en la portada de la “biblia de la moda”, la revista “Vogue” en su versión estadounidense, la más importante de todas.
La Wintour defendió esta controvertida decisión en su carta editorial, escribiendo: “Parte de lo que convierte editar Vogue en un placer, y que forma parte de su tradición, es presentar a aquellos que definen la cultura en un momento determinado, que agitan la aguas y cuya presencia en el mundo transforma el modo en el que lo vemos e influyen en él”. Sea como fuere, aparecer en esta revista ha sido uno de los momentos cumbre en la carrera de Kim.
Kim y Kanye en la portada de 'Vogue', abril 2014. (Foto: Archivo El Universal)
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Así las cosas, la empresaria, futura abogada y estrella de realities, ha contribuido significativamente a que figuras como la de Beyoncé o Rihanna, además de la suya propia, sean el modelo a seguir actualmente para una gran parte de las mujeres en el mundo.
Muchos han dicho, y escrito, que Kim y sus hermanas han establecido estándares irreales e imposibles de silueta y de belleza, pero es innegable que lo que hoy buscan muchas mujeres, sobre todo jóvenes, son prendas sexies que acentúen y muestren las curvas, empujando a los diseñadores a crear pensando en este ideal.
Así que, nos guste o no, sí, Kim Kardashian ha tenido una profunda influencia en los cuerpos de moda de nuestros tiempos.