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Sin duda, Melania Trump ha sido una de las primeras damas estadounidenses más controvertidas. Generalmente, en este rol ha habido quienes han sido realmente veneradas, como es el caso de Jacqueline Kennedy, Betty Ford o Michelle Obama; otras que han pasado casi desapercibidas como las Bush, Barbara y Laura, Mamie Eisenhower o Pat Nixon, y algunas muy criticadas, como fue el caso de Nancy Reagan, y, ahora, Melania.
Se ha comentado mucho su falta de interés en el rol de primera dama, su (supuesta) mala relación con su marido --al grado de llevarle públicamente la contraria en algunas cuestiones de vital importancia para él--, pero, sobre todo, algunas de sus elecciones en materia de moda.
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El lenguaje no verbal de Melania en cuanto a algunos de sus looks ha dado a correr ríos de tinta, aunque justo es decir que ha aprendido su lección y últimamente no ha cometido ninguno de los faux pas que caracterizaron sus primeros años como primera dama.
Eso, y el hecho de que suele favorecer prendas de marcas europeas –puesto que es tradición que la primera dama impulse a diseñadores estadounidenses--, así como el precio estratosférico de mucha de la ropa y accesorios que usa, han sumado a sus críticas.
Eso sí, nadie podría nunca decir que tiene mal gusto o que se viste mal; lo que sucede es que en más de una ocasión, su selección de prendas ha resultado ‘inadecuada’.
El vestido de Jackie Kennedy
El debut de Melania como primera dama no pudo ser mejor. En la inauguración de su esposo como presidente, portó un vestido azul bebé de cashmere de Ralph Lauren, muy reminiscente del que usó Jackie Kennedy en 1961. Su elección de un diseñador estadounidense fue muy acertada, y lució digna, elegante y totalmente en su papel.
Sin embargo, no se sabe si Melania se vistió de Ralph Lauren solamente porque muchos otros diseñadores se rehusaron a vestirla, o si realmente se trató del vestido que ella hubiera preferido.
Sea como fuere, definitivamente ha sido uno de sus looks más elegantes y acertados.
(Foto: Archivo El Universal)
Los Manolos
Solamente Miranda Priestly --la temible jefa de ‘El diablo se viste de Prada’—y Melania pensarían que usar stilettos de Manolo Blahnik para visitar una ciudad inundada y asolada por un huracán era una decisión acertada.
Melania fue duramente criticada por portar estos elegantísimos pero muy inadecuados zapatos para visitar Texas después de la destrucción provocada por el huracán Harvey. Al respecto, la crítica de moda Robin Givhan, dijo: “Algunas veces jugar el rol es clave. Es la razón por la que la primera dama debería ir a Texas en estos casos, para mostrar que le importa, que le preocupa y que esta acción se tome como un gesto de camaradería”.
Sin embargo, nada en este outfit indicaba que Melania estuviera dispuesta a meterse a calles inundadas, que fuera a arremangarse o siquiera a escuchar las historias de dolor de algunos de los damnificados; más bien parecía lista para un photoshoot para su Instagram. Bastaba con que hubiera cambiado los tacones por unas botas y hubiera parecido más genuinamente interesada en lo que iba a hacer que en verse bien.
¿Colonialismo?
En su primer viaje en solitario a África, Melania causó enorme controversia cuando eligió un sarakof para ir a un safari. Lo acompañó de pantalones de cacería color khaki y una camisa blanca, lo cual le dio a su inadecuado look un aire de disfraz de cazador.
Las críticas más duras fueron, sin embargo, para el sarakof, un símbolo de los militares europeos que conquistaron y oprimieron a África y a su gente. Y eso que se supone que su visita era para enmendar la metedura de pata de su esposo Donald, al llamar a los países africanos ‘hoyos de m***a’.
Tiempo después, en 2018, para visitar las pirámides de Egipto, volvió a elegir un atuendo reminiscente de los colonizadores. Escogió un look de pantalones anchos, saco y camisa color crema con un corbatín oscuro y un sombrero a juego. El inmisericorde Internet ‘se la acabó’ por su falta de tacto—una vez más-- y la comparó desde con los personajes de ‘Out of Africa’ hasta con Michael Jackson en el video de ‘Smooth Criminal’.
La terrible chaqueta de Zara
Éste fue, quizá, el peor error de Melania en lo que a moda se refiere. En junio de 2018, la esposa de Donald Trump visitó la frontera entre México y Estados Unidos, cuando niños migrantes estaban siendo separados de sus padres. La visita tenía la intención de demostrar que la primera dama estaba preocupada por el bienestar de esos pequeños.
Para esta ocasión, Melania eligió una chaqueta de la firma Zara, con la leyenda “I really don’t care. Do you?” (“A mí realmente no me importa. ¿A ti si?” en español) en la espalda. La insensibilidad de su elección causó enorme indignación en todo el mundo y estuvo en todos los noticieros del planeta por días.
Aunque su vocera, Stephanie Grisham, lo manejó como una elección inocente, sin segunda intención, nadie lo creyó. Después, la misma Melania dijo a Tom Llamas, de la cadena ABC, que era un mensaje dirigido a “la izquierda y a la gente que me critica constantemente”, pero tampoco nadie le creyó.
El sombrero de medio lado
Los sombreros son frecuentes entre la realeza y las señoras elegantes de Reino Unido, por eso a nadie llamó la atención que Melania los usara en su visita a esta nación, tanto la reina Isabel como Camilla Parker Bowles, también los usaron.
Lo inusual está en la forma en la que se lo puso; normalmente, las inglesas se colocan los sombreros rectos sobre la cabeza o ladeados hacia la derecha, para no estorbar a su pareja, que tradicionalmente debe colocarse a su izquierda. Sin embargo, el sombrero de Melania hacía todo lo contrario, aislándola completamente de su esposo, Donald. “Los ángulos más puntiagudos apuntaban hacia Trump” escribió el sitio web ‘The Cut’, “parecía decir sin palabras ‘déjame en paz’”.
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En su defensa, habrá que decir, que, en su afán por no equivocarse más, Melania ha recurrido últimamente a discretos y muy bien cortados trajes sastre. Una especie de uniforme que no puede resultar ofensivo para nadie, pero –todo hay que decirlo—muy aburridos.
Parece que al fin se cumplió el deseo que expresó a la prensa alguna vez: “Me gustaría que la gente se enfocara más en lo que hago, que en lo que me pongo”.