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El pasado jueves 17 de enero se reportó que el duque Felipe de Edimburgo, de 97 años de edad y esposo de Isabel II, estuvo involucrado en un accidente de tráfico mientras conducía su Land Rover por una carretera cercana a su residencia de Sandringham, donde la reina y él pasan la temporada festiva y gran parte del invierno.
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De acuerdo con Vanitatis, se sabe que el duque no sufrió ninguna lesión importante y que se encuentra en buen estado de salud, sin embargo, dos mujeres y un niño, quienes ocupaban el otro vehículo involucrado en el accidente, tuvieron que ser atendidos por paramédicos y fueron trasladas al hospital al haber sufrido varios cortes y una lesión en el brazo, pero ya fueron dadas de alta. En el caso del duque Felipe, fue examinado por un médico posteriormente para cerciorarse de que se encontrara bien.
Las imágenes que circulan en Internet de este accidente muestran un automóvil volcado sobre un lateral de la carretera con el parabrisas y el techo solar completamente destrozados tras chocar contra otro vehículo.
Como era de esperarse tras este aparatoso accidente de tráfico, la policía de Sandringham se presentó rápidamente en el lugar de los hechos y, como dictan las leyes de este país, procedió a realizar varias pruebas que incluían una prueba de alcohol a las dos partes involucradas que dio negativo en ambos casos.
Pese a las polémicas imágenes y la visita al hospital de las dos mujeres y el bebé, parece que todo ha quedado solo en un susto, ya que según el testimonio de esa persona, el esposo de Isabel II reconoció que el sol podía haberle cegado -algo habitual en los conductores de cierta edad.