Esta semana tocó irme de viaje a San Cristóbal de las Casas con el objetivo de convivir y aprender acerca del ámbar de Chiapas.
Hacía meses que el grupo de diseñadores convocados por la asociación Joyeros Mx estaba organizándose, y es que cada año eligen un destino distinto. El año pasado tuvieron un inolvidable viaje a San Carlos, Hermosillo, para visitar la Granja de las Perlas del Mar de Cortés, las perlas más bellas del mundo con sus tonalidades en azules, lilas y rosas.
Este año, el objetivo fue conocer el ámbar, tan preciado en el mundo entero, y aprender a trabajarlo para quienes nunca habían explorado diseñar con este material.
El ámbar es quizás la sustancia más antigua utilizada para la fabricación de joyería. Se han encontrado joyas que datan del año 8000 A.E.C. (Antes de la Era Común).
Dado su cálido tacto, porque no es roca ni cristal, más bien es parecido al plástico y, por el hecho de que en ocasiones contiene insectos y helechos, se creía que poseía vida. Lo que sí puedo decirles es que es bellísimo y trabajar con él ha sido una de las mejores experiencias.
Llegamos desde el jueves pasado a La Casa Flora María, hermoso y mágico lugar en San Cristóbal de Las Casas, que sirvió de plataforma para encontrar nuestras almas.
Flora María es una gran joyera tapatía que se inspira siempre en la naturaleza y tiene bellísimas colecciones que pude admirar en sus dos boutiques ubicadas en el centro de Chiapas pero, además, tiene una
casa-hotel de ensueño.
Con ella aprendí a trabajar este material. Te lo entregan en forma de roca, con una cubierta muy dura que tienes que ir tallando y puliendo hasta que aparece el material más increíble frente a ti. Entendí que en la vida puedes salir con buena actitud y dedicación, resplandeciente, como la maravillosa resina fosilizada de Chiapas.
Como bien dijo la diseñadora Cynthia Serrano: “cual ámbares en bruto entramos, dispuestos a descubrirnos y mostrar lo que hay debajo de nuestros personajes. Con cada mirada, cada plática, cada baile, cada roce inclusive, íbamos lijando, puliendo, esculpiendo y dando forma a nosotros mismos, poniéndonos al descubierto, y entonces, nos encontramos. Seres humanos llenos de luz, brillantes, cada quien único, con diferentes tonalidades, portando a nuestros ancestros a través de las historias que con alegría compartimos”.
Este viaje permitió que un grupo de colegas, entre los que se encontraban Samuel Burstein, Ángeles
Loaiza, Edith Brabata, la anfitriona, Flora María; Karen Marrun, Leticia Llera, quien es presidenta de Joyeros Mx; Mariana Barranco, Mauricio Serrano, Rosana Sánchez, Tania Marzuca, Mariela Reyes, Diana Solís, Claudia Roa y Migdalia Rivera compartieran la pasión por la creatividad y el diseño de joyería.
Tuvimos además la oportunidad de visitar el municipio de San Juan Chamula, lugar místico, espiritual y ancestral; el mercado de las artesanías; el Cañón del Sumidero y Comitán. Si visitan Chiapas les recomiendo conozcan esta hermosa resina mágica.