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En la reciente boda real entre el príncipe Harry de Inglaterra y la actriz estadounidense Meghan Markle, las opiniones sobre el vestido de novia de Meghan estuvieron muy divididas. Algunos lo alabaron, así como su look en general, mientras que muchos otros -entre ellos la cantante Katy Perry- aseguraron que no fue un look afortunado. Lo cierto es que Meghan no ha sido la única novia de la realeza británica cuya elección para llegar al altar ha sido cuestionada. Aquí, otras 'royal brides' inglesas cuyos vestidos fueron igualmente polémicos...
1) Lady Diana Spencer
Sí, Diana de Gales se convirtió en un definitivo ícono de la moda, mucho más incluso que lo es ahora su nuera, Kate Middleton, quien ha tomado su relevo. Pero en el inicio de su vida como consorte real, su sentido de la moda tardó en ajustarse a las demandas del protocolo y muchos de sus looks de recién casada son poco afortunados. Y sí, tenemos que incluir entre estos a su vestido de novia, que fue el exceso entre los excesos.
Creado por el matrimonio de diseñadores ingleses David y Elizabeth Emanuel, buscó reflejar toda la pompa y circunstancia de la boda de uno de los príncipes solteros más codiciados en ese momento, Carlos, heredero al trono de Inglaterra. La cola del vestido mide casi 8 metros -un récord que aún no se supera-, fue bordado mano con ¡10,000! perlas de río y lentejuelas, posee insertos de un encaje elaborado para la reina María y unas mangas abullonadas dos veces del tamaño de la cabeza de Diana. No conforme con todo eso, tiene moños y holanes por todas partes.
Aunque fue inmensamente popular -pues llenó todas las expectativas de 'cuento de hadas' de quienes estuvieron pendientes del enlace- no es un vestido que a (casi) nadie le gustaría usar en su boda hoy en día.
2) La princesa Ana ¡en sus dos bodas!
La única hija mujer de la reina Isabel II de Inglaterra y el príncipe Felipe se ha casado dos veces. La primera con el capitán Mark Phillips y la segunda con el comandante de la marina, Timothy Laurence, y en ambas bodas sus elecciones de vestido fueron, digamos que cuestionables.
En la primera -que en su descargo ocurrió en los 70, una época 'turbulenta' en lo que a moda se refiere- llevó un vestido creado por Maureen Baker, quien entonces era la diseñadora en jefe de la firma Susan Smalls, de inspiración medieval, si juzgamos por el corte y las largas mangas. Por otra parte tenía ¡cuello de tortuga! y estaba ribeteado, lo que lo hacía recordar a un suéter.
Para su segunda boda, usó un sencillísimo vestido corto, otra vez ¡de cuello de tortuga! con un saco encima, recordando a un uniforme de azafata y ¡oh Dios! con zapatos negros...
3) Lady Sarah Ferguson
La boda de Fergie y el príncipe Andrés, hermano de Carlos (equivalente a la de Meghan y Harry, en su época), también ocurrió en los 80, lo cual puede responder en parte a los excesos del vestido. Aunque mucho menos pomposo que el de Diana, también tuvo lo suyo en el departamento del gusto cuestionable. La diseñadora fue Lindka Cierach, una diseñadora africana asentada en Inglaterra. Era de satín color marfil con enooooormes hombreras y una tonelada de trabajo de pedrería. El bordado tenía figuras de corazones, olas ¡y anclas! aludiendo, se supone, a la carrera en la Marina de Andrés. Ya con eso sería suficiente, pero también tenía abejorros y cardos, aludiendo al escudo de la familia Ferguson, y la cola del vestido, horror de horrores, tenía bordadas las iniciales de la pareja y otros de los mismos motivos, en sus cinco metros de largo #ewww.
4) Sophie Rhys Jones
La hoy condesa de Wessex se casó con el príncipe Eduardo de Inglaterra, el menor de los hijos de la reina Isabel II y el príncipe Felipe, en 1999. Su vestido es muy clásico de la época, creado por Samantha Shaw, es minimalista, se trata de una túnica recta y demasiado sencilla de cuello V, además de que las hombreras fueron colocadas al vestido de tal forma que se lo hacen ver grande, lo cual lo hace poco favorecedor. El vestido, sin embargo, tiene bellos detalles que realmente no lucieron: está hecho en parte de organza teñida a mano y está rebordado con ¡325 000! perlas y cristales en el panel del centro ¡lástima que no se notaron!
5) Meghan Markle
El vestido usado por Meghan Markle en su boda con el príncipe Harry, el segundo de los hijos del príncipe Carlos, ha recibido, como ya comentamos, muchas opiniones diferentes. El vestido era excesivamente sencillo: diseñado por Claire Waight Keller -diseñadora británica a la cabeza de la casa Givenchy- es de color blanco, realizado en seda aderazada, tiene escote de barco y falda trompeta, ajustada hasta abajo de la cadera, donde se abre en abanico, sin ningún bordado o adorno extra.
Con nada adicional para llamar la atención, el corte y un ajuste perfecto es lo único que puede hacer que un vestido tan simple se vea bien (como sí ocurrió en el caso del vestido -super parecido- de la infanta Cristina de España en su boda con Iñaki Urdangarín), y lamentablemente no fue el caso de Meghan, sin contar con que el peinado no pareció bien pensado para la tiara art deco de la reina María, seleccionada por la novia. Ya lo dijo la cantante pop Katy Perry a 'Entertainment Tonight' : "¡Ese vestido necesitaba un ajuste final! ¡Kate ganó!". Y ¡así fue!
Y en el tutorial, el boom de los vestidos florales...
Hola Gurú:
En la boda real vi muchos vestidos florales ¿ están de moda o fue solo casualidad en esa ceremonia?
Lucía
Hola, Lucía:
Los vestidos florales, especialmente de largo midi y con un aire decididamente romántico, muchos de ellos con holanes y en tonos pastel, son una gran tendencia de temporada. Por supuesto, son una perfecta elección para una celebración de día, como una boda. Si estás pensando en comprar uno, ¡hazlo sin dudar!
Besos de Gurú, XOXO