Hoy me desperté “buscando” algo… No sabía qué era exactamente, solamente sabía que se trataba de algo que me iba a contribuir.
Abrí mi correo y encontré un video en Youtube, me puse a verlo y me encantó, sin embargo en la barra de sugerencias me apareció uno que llamó mi atención, así que le di click.
Y lo mejor de todo es que lo que me brincó, no era precisamente el tema principal, sino que fue un comentario al margen: Gary Douglas decía que hace algunos años hizo una clase, que ha sido a la que menos personas han asistido, solamente llegaron 20. Él es fundador de Access Consciousness y lleva 30 años viajando por el mundo dando clases y seminarios a miles de personas.
Lo interesante era que el título de la clase era “La felicidad es sólo una elección.”
Y todo esto me llevó a darme cuenta cómo escuchar esto nos hace ruido, porque amamos estar con problemas y quejándonos y haciendo drama de cosas que ni siquiera son problemas. Entonces el que nos digan que es una elección ser felices, nos sacaría de nuestro mundo de confort en el que viven además muchas personas a quienes queremos.
¡Imagínate ser el raro o la rara que es feliz “con todo” y la situación del país, la familiar, la del mundo! Sí, se necesitaría estar verdaderamente loco para gozar.
Hace unos días que estaba en Madrid comprando mi comida, vi que en la tienda un empleado le decía a la cajera que no era posible que estuviera siempre contenta, que eso no era normal y le preguntó que si se estaba drogando o algo. Claro que lo decía de chiste, sin embargo, cuánto es en verdad eso lo que sucede a nuestro alrededor…
Recuerdo cuando en las redes salió un reto llamado “100 días felices” en el que durante cien días te invitaban a publicar una foto o algo que te recordara que eras feliz.
Al principio había muchas publicaciones, pero poco a poco vi que la gente iba dejando de hacerlo. Yo lo terminé. Logré el reto. Hubo días en que fue muy fácil, todo estaba “bien” y otros en los que de verdad tuve que elegir estar feliz , por ejemplo el día en que me despidieron del trabajo en el que llevaba 4 años.
Lo chistoso es que mientras las semanas pasaban, cada vez era más y más fácil. Durante esos más de tres meses hice dos viajes padrísimos: uno a Europa y otro a Tulúm con mi mamá y recuerdo que alguien me comentó en una de mis publicaciones: “No, pues así quién no va a ser feliz”.
Y yo me pregunto ¿qué fue primero? Hoy sé que fue al revés, que mi elección de ser feliz fue lo que creó que todo empezara a fluir, porque eso es lo que YO estaba creando y no al revés.
¿Cuántas veces pensamos que la felicidad es consecuencia de…? Del dinero, de que nos validen, de estar en una relación, de un trabajo.
Otra de las cosas que me doy cuenta hoy también es que gastamos mucha energía en los problemas, las quejas y en tratar de resolverlos.
Cuando eliges la felicidad, todo es más ligero, brillante, fácil.
Pepina, mi perrita, es buenísima para recordarme esto. Hay días en que por la mañana no tengo tiempo de darle un paseo largo, por lo que me doy la vuelta de regreso pronto. Ella al principio me jala, no quiere volver, se resiste unos segundos y cuando se da cuenta que ya de plano no se va a salir con la suya, se regresa feliz y corre hacia la casa como si esa hubiera sido su idea desde el principio, como si nada.
¿Qué tal que nosotros también tuviéramos esa capacidad solamente que no la usamos?
¿Qué tal que ser feliz fuera tan fácil como elegirlo? ¿Estarías dispuest@ a ser la persona más rara que conoces y a intentarlo?