En esta realidad en la que vivimos se nos ha dicho que es a través del orden como vamos a lograr nuestros objetivos. Sin embargo, el orden resulta ser una limitación, ya que cuando únicamente nos regimos por paso 1, paso 2, paso 3, muchas veces nos perdemos de infinitas posibilidades que están fuera de esa línea.
La teoría del Big Bang nos habla de que el Universo se creó hace unos 14 mil millones de años a causa de una explosión. ¿Te imaginas? ¿Crees que eso es orden?
Lo mismo sucede en nuestras vidas y es algo que personalmente he experimentado. Yo solía hacer todo con mucho orden: desde elegir la ropa que me iba a poner con una semana de anticipación hasta seguir una estructura muy rígida para el trabajo. Llegué a ser tan severa en mi disciplina, que hasta una cirugía de columna me tuvieron que hacer.
Entre más sólidos nos volvemos, más difícil es adaptarnos a los cambios, porque creemos que las cosas solamente pueden ser de cierta manera. Desde hace unos meses he estado practicando herramientas para crear un espacio tanto en mi cuerpo como en mi vida y la sensación de paz y de gozo son cada vez mayores. Y he estado hablando de ellas en mis columnas de las semanas anteriores.
De pronto me vi en una situación en la que las cosas se estaban yendo fuera de mi “control” y aunque al principio me agobié por no saber cómo manejarlo, elegí fluir y ver qué más era posible. Empezando por levantarme todos los días haciéndome esta simple pregunta: “¿Quién soy hoy y cómo puedo divertirme?” Es impresionante todo lo que he logrado tan sólo con esa pregunta. Voy viviendo el día de acuerdo a lo que se me va presentando y estoy creando mi vida dinámicamente.
Y ojo: no estoy hablando de desorden. Es caos. El caos es un espacio que invita a la magia, a la creación. A veces confundimos el orden con la organización. Me he dado cuenta que puedo seguir siendo organizada, sin llegar a la rigidez.