Somos seres integrales y nos desarrollamos en cinco niveles o cuerpos principalmente: físico, energético, emocional, mental y espiritual. Todos ellos están conectados y cuando están alineados nuestras vidas fluyen con facilidad. Cuando nos sentimos atorados y creemos que no podemos seguir es importante revisar cuál o cuáles de ellos están yendo hacia otra dirección. Nuestra brújula es el cuerpo espiritual, es nuestra sabiduría y puedes llamarle alma, tu corazón, la vida, o como quieras.
Es el que no se equivoca ya que es el guía de tu propósito. Los pensamientos y emociones con frecuencia obstruyen el camino y esto se manifiesta en nuestro cuerpo físico. En momentos difíciles nos cuesta mantenernos en el presente, constantemente nos vamos al pasado y nos da ansiedad un futuro incierto. Y solamente estando en el aquí y ahora es que vamos a poder reconocer las señales que nos da la vida y podamos avanzar.
Josep Soler propone distintas maneras para alinear de manera instantánea a todos estos cuerpos. Hoy te hablaré de una de ellas, a la que él llama “el arte de decir sí “. Dice que en vez de resistirte a lo que está sucediendo, digas simplemente “sí”. Esto te ubica en el presente y abre tus sentidos para observar las señales que se te presentan y evita que la emoción se quede anclada en tu cuerpo. No se trata solamente de aceptar la situación, sino a dirigirte en la dirección de lo que se está presentando. De esta manera te alineas con ella y es cuando puedes ver el regalo que hay detrás.
Te comparto una experiencia: hace unos meses me solicitaron una documentación que me parecía casi imposible de reunir. Me sentía frustrada. Hace un par de días me reuní con una amiga y salió el tema en la conversación y me dijo que ella había hecho ese trámite y que era muy fácil. Dije “sí” y me di la oportunidad de buscar otras opciones. Me metí a internet, busqué los requisitos y encontré una oficina mucho más cercana que la que me habían dado originalmente. Decidí intentarlo. Llegué a la dirección mencionada y una persona me dijo
que esperara y otra que en esa oficina no se hacía dicho trámite. Esperé y de pronto me llevaron a un escritorio en donde un señor me explicó paso a paso lo que requería y aclaró todas mis dudas.
Me dijo que efectivamente esa no era la sede correspondiente, que tenía que entregarla en otro lugar. ¡Mi sorpresa fue enorme cuando me dijo que él era el encargado directo de recibir todo y que de “casualidad” estaba ese día en la dirección a la que yo había ido! ¿Estarías dispuest@ a aprender el arte de decir sí para encontrar el regalo oculto que te está esperando?