The Bright Side| 15/06/2017 |18:10 |The Bright Side | Actualizada
15/06/2017 18:10

“Para llegar a lo verdadero antes hay que expulsar los miedos”, Platón

Hace unos días fui severamente criticada. Esto fue justamente lo que necesitaba para poder expresar algo que me ha tenido muy intranquila. Lo que me dolió fue la intención con la que se dijo (pero ese es otro tema), sin embargo, creo que los comentarios fueron muy asertivos. Durante algunos meses me la he estado pasando bastante mal en ciertos aspectos de mi vida. Se trata de circunstancias en las que he estado “en mi peor versión”.

Mi conflicto es precisamente que —dedicándome a lo que me dedico— es difícil aceptar mi parte oscura y lidiar con ella. Después de dejar a un lado al ego que por supuesto, se sintió fatal, me doy cuenta lo bien que se siente verse complet@. Con lo bueno y con lo malo y que en realidad, todos somos así. Las reflexiones semanales que escribo, tienen mucho que ver con mi propia experiencia y con momentos de mi vida pasados y presentes. Jamás he dicho que yo ya me siento más allá del bien y del mal. Es más ¡puedo llegar a ser insoportable!

Y seguramente alguien que lea esto y que me ha conocido en distintas facetas lo corrobore. La confusión tal vez esté en que no se trata de mostrar perfección, sino más bien de compartir mi deseo de brincar los obstáculos para contactar con nuestro yo superior. A veces me comentan que cierto tema les vino como “anillo al dedo” y con frecuencia a mí me sucede lo mismo. Lo leo y digo: ‘Gracias por recordármelo’. Todos estamos en un camino de transformación. Y que existe una “tendencia actualizante”, que quiere decir que cada quien hace lo mejor que puede con las herramientas que tiene.

Y que por más veces que nos equivoquemos, por regla buscaremos de una u otra manera hacerlo mejor para la siguiente vez. Es interesante también cómo idealizamos a las personas o somos idealizados. He estado en las dos partes. Y esto únicamente refleja una proyección personal por ver en el otro lo que deseamos para nosotros mismos.

Y ninguna de las dos posturas es satisfactoria. Si pones al otro en un pedestal, cuando se equivoque te vas a llevar una gran decepción. Y por el contrario, ser idealizado representa un peso enorme, porque si cometes un error, acabarás con las expectativas que fueron puestas en ti. Mi papá me dijo: “Nosotros solamente vemos las fotos, pero habría que ver la película completa”. Y es cierto, ni nadie es tan maravilloso, ni tampoco tan malvado. Hay tintes simultáneos porque vivimos en un mundo dual.

Quiero cerrar con dos pensamientos: primero, darnos cuenta con la facilidad con la que juzgamos a los demás (bueno y malo) y, segundo, agradecer el poder ver mi lado oscuro y decir públicamente: “Soy Roberta y tengo miedo”.