The Bright Side| 01/06/2017 |12:40 |The Bright Side | Actualizada
01/06/2017 16:37

“Dios tiene tres respuestas para ti: Sí. Aún no es el momento. Tengo algo mejor para ti”. Anónimo

La reflexión de la semana pasada fue acerca de nuestra necesidad de controlarlo todo que nos incapacita para ver que muchas veces Dios, la vida o el Universo, nos tienen deparadas sorpresas. Y me comprometí a hacer mi trabajo personal al respecto y dejarme llevar. Quiero contarte que estoy impresionada con los resultados.

Hace meses que tenía el deseo de asistir a una junta de índole personal fuera de México, sin embargo, no encontraba la manera de hacer el viaje y aprovecharlo para hacer otras cosas allá. Analicé distintas opciones pero al parecer, no estaban listas las circunstancias, así que lo solté. Pocas semanas antes mi hermano me comenta que iría al mismo lugar al que yo quería y que le habían prestado un departamento y me invitó, pero no solamente por uno o dos días, ¡sino por más de una semana! Cuando vi esa señal, supuse que entonces todos mis planes se cumplirían y organicé un tema de trabajo.

Estando allá, el asunto laboral se empezó a complicar y yo no comprendía por qué, si todo había sido tan sorprendente, por qué esto no se armaba y fue cuando escribí el texto anterior.

En el momento en que decidí soltarlo se abrieron muchas posibilidades ante mí que ni siquiera podía imaginar: fui invitada a una boda de un tío que hace mucho que no veía y que al enterarse que estaba allá, no dudó en decirme que fuera.

Hace mucho tiempo que no me divertía tanto: fueron tres días en los que conocí a personas maravillosas y reencontré a una parte de mi familia a la que -hacía años. no veía y ¡todos juntos!

Y paralelamente las circunstancias se dieron para que abriera un grupo más (que no tenía planeado) para una conferencia en la Ciudad de México.

El aprendizaje fue que dentro de una misma circunstancia tuve las tres respuestas: “Sí, no es el momento y te tengo algo mejor”.

Cada día me sorprendo más de la magia que hay más allá de nuestra ilusión de control y que está en nuestras manos descubrirla o no. Nuestro regalo es el poder de elección para decirle “sí” a la vida.