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Creo que a todos en algún momento nos gustaría tener una bola de cristal para saber si lo que estamos eligiendo en nuestras vidas es ‘lo correcto’, si vamos por el camino indicado, si nuestras decisiones nos llevarán adonde deseamos.Amamos el control, sin darnos cuenta de que nunca lo tenemos y que al final los controlados somos nosotros mismos. Hace unas semanas empecé a hacerme preguntas al respecto “¿será que este es mi camino?”,“¿será que tal vez estoy queriendo forzar las cosas y en verdad no es por aquí?”,“si no es por aquí, ¿por dónde?”
Han sido semanas muy fuertes, con muchos cambios, de mucha intensidad. Finalmente mi cuerpo me pidió un descanso. Creo que iba muy rápido y no estaba siendo amable con él. He hablado muchas veces de lo importante que es hacerle caso a nuestro cuerpo, y en un momento de congruencia decidí hacerle caso al mío.De momento mesentí preocupada y me costótrabajo hacerlo, ya que mi mente loca me decía que cómo iba a descansar cuando mi mayor fuente de ingresos es mi trabajo;sin embargo, algo en mí me invitó a seguir lo que era inminente. Dejar todo a un lado y aceptar lo que estaba requiriendo. Así que me di una semana en la que incluso estuve en reposo dos días, sin salir.
Y ocurrió la magia… Como muchas veces lo he dicho: las oportunidades están ahí, solo esperando a ser descubiertas si las elegimos,si soltamosel control.Me dicuenta quemás cercade loque y ocreía, había personas que estaban dispuestas a sostener mi espalda en estos momentos …con solo alzar la mano y pedirlo. Contra toda lógica, decidí seguir la energía, apapacharme y dejarme apapachar. Estos últimos días han sido la prueba de que cuando haces preguntas y fluyes, todo empiez aa tener sentido y aparecen posibilidades aún mejores de las que podrías haber imaginado.
Volví a constatar que el mundo es un gran árbol,abundante y que solamente se requiere ver a tus pies para darte cuenta todos los frutos que ya están ahí, esperando a ser recogidos . En estos días recordé que este camino lo inicié primeramente por mí, hice el compromiso personal de estar en mi mejor versión todoslos días y solamente así es que puedo compartir con quienes merodean. Volvía conectarme conmigo y a darme cuenta de que, no importa la actividad que haga, mi deseo de contribuir a dejar un mundo mejor del que encontré es genuino. No es la primera vez que vivo una situación así, en la que aunque crea que ‘d e b e r í a’ estar en otro lado, elijo seguir mi brújula personal y preguntar: “Si no es aquí… ¿en dónde?”, y no deja de sorprenderme lo que ocurre.