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Sí, es cierto que hemos escuchado por todos lados que lo único que tenemos es el presente, que el pasado ya se fue, que el futuro no ha llegado… Sin embargo, ¿qué es estar presente? ¿Cómo se hace?
Para estar presente es indispensable incluir al cuerpo, que es el que nos mantiene aquí. Como seres espirituales e infinitos sí podemos estar a miles y miles de kilómetros. Pero sucede que también tenemos un cuerpo para estar en esta dimensión.
Y si realmente nos comunicamos con él, nos daremos cuenta que es nuestro mejor aliado para recibir información de todo. Nuestros cuerpos incluso nos pueden dar información de cómo podría ser nuestra vida en determinado tiempo porque recibe esta información y te la muestra. Cuando estamos presentes con nuestro cuerpo, podemos percibir y tener sensaciones cuando algo no está bien, aunque cognitivamente no reconozcas esa información.
Es una antena que capta y nos muestra por dónde ir,es como una brújula.Lo único que tendríamos que hacer es proporcionarle lo que nos pide, que si nos damos cuenta, es realmente poco: dormir, comer, vestirse, tomar agua, moverse, sexo desde el punto de vista de las necesidades básicas de la pirámide de Maslow.
Nuestros cuerpos saben perfectamente qué quieren comer, qué telas les gustan para vestir, incluso con quién quieren tener relaciones sexuales. Somos nosotros, con nuestras mentecitas locas, quienes al no escucharlos, les damos de más o no les damos.
Muchas personas creen que solamente pueden estar presentes cuando hacen una meditación profunda. ¡Claro que funciona! Sin embargo no a todos les es fácil hacerlo. Existen otras maneras para lograr esa conexión con el mundo que nos rodea y una de ellas es escuchar a nuestro cuerpo.
Y simplemente recuerda algún día en el que hayas tenido alguna discusión en ayunas, por ejemplo o ¿rindes igual en tu trabajo cuando tienes sueño? Y por otro lado, recuerda algún día en tu vida en el que haya sucedido un momento maravilloso.¿Recuerdas si tenías hambre o sed o sueño? ¡Seguramente no! Tu cuerpo estaba equilibrado y se convirtió en ese espacio para que pudieras recibir más y más de allá afuera.
Lo que disfruto de mi trabajo como terapeuta corporal es ver cómo una persona que llega con muchos temas que considera que son problemas, una vez terminada la sesión en la que el cuerpo recibió la energía que requería, ya no ve la vida igual, salen mucho más contentos y sobre todo relajados . Mi invitación esta semana es que incluyas a tu cuerpo en tu vida, que lo hagas tu aliado y te darás cuenta cómo puedes mejorarla.