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Llevo meses preparando una clase como anfitriona que se llama “La Voz Correcta para ti”. Desde el principio me llamó mucho la atención, ya que más allá del título –que muchas veces se queda enfocado solamente en personas que desean dedicarse al canto o la oratoria– percibía que en ella encontraría algo más allá de eso.
Nuestra voz es la manera en la que nos comunicamos en el mundo, y va más allá de la mera expresión verbal, tiene que ver con quiénes somos y con cómo activar nuestra potencia para realmente transmitirla. Hoy me gustaría compartirte algo que me fascinó. En uno de los ejercicios hablamos acerca de la armonía y la melodía. Por lo general relacionamos la melodía con el liderazgo, y esto es porque en este mundo es muy reconocido “llevar la voz cantante”, por decirlo de alguna manera. Sin embargo, existe también la armonía, ese espacio en el que la melodía puede ser aún más potente y, al mismo tiempo, sin ella se reconoce con menos fuerza.
Si aplicas esto a tu vida, podrás darte cuenta en qué momentos eres o has sido melodía y en qué otros armonía. Es algo parecido a las energías masculina y femenina. La masculina es la acción, la que se ve, e incluso la que se reconoce más para generar ingresos económicos. En cambio, la armonía es como la femenina, que tiene que ver con sostener.
Y no se trata de competencia ni de determinar cuál es más importante que la otra, sino con cómo funciona cada una. Hace unas semanas escribí justamente de estas energías, tocándolas desde el punto de vista masculino y femenino; y en estos días descubrí otra manera en la que podemos percibir esto, sin el peso de que suene a “competencia”, que –nos guste o no–existe entre hombres y mujeres.
Plantearlo en términos de música, me parece una manera mucho más suave de comprender, y de recibir estos dos tipos de energía, para darnos cuenta de que podemos ser las dos. Precisamente en mi trabajo personal me he dado cuenta de que yo tengo las dos, y de que me sucedía algo muy curioso: por un lado le daba el valor económico al ser melodía y por el otro me frustraba cuando siendo armonía no encontraba ese reconocimiento. Hoy me di cuenta de que el primer reconocimiento nos lo tenemos que dar nosotros mismos, ya que al reconocer ese valor, lo podemos transmitir a los demás. ¿En cuántas áreas de tu vida estás siendo una y en cuántas la otra? ¿Estarías dispuest@ a observarlo y a encontrar que en ambas opciones tienes una gran potencia? ¿Cómo sería tu vida si lo hicieras?