Hoy hace un año llegó “Pepina” a mi casa. Como muchos casos, ella fue una perrita maltratada que vivió tres años amarrada y a la intemperie. Con ella he aprendido muchas lecciones que quiero compartir con ustedes. Yo estaba buscando una hembra chiquita para cuidar y que me acompañara a todos lados, una compañera perruna. Cuando me decidí, estuve deambulando y según yo, encontré a la ideal: una blanca y peluda que al acercarme, me ignoró. Finalmente llegué a un refugio.
De pronto salió lo más feo que había visto en mi vida: tan flaca que se caía de la debilidad, la mirada de tristeza muy profunda y las orejitas maltratadas. Me enternecí y pedí que me la prestaran mientras me hacían la entrevista. Ella me olió el cuello y se acurrucó en mis brazos, gruñéndole a todo el que se me acercaba. ¡En ese momento me di cuenta que ella me había adoptado! Aprendí lo importante que es decretar lo que deseamos en emociones y no ponerle envoltura. Así nos abrimos a todas las posibilidades que existen y que ni siquiera habíamos considerado y que pueden ser mejores de lo que imaginábamos.
Durante un mes estuve observándola y me di cuenta que su mejor incentivo, más que premios, era que la apapachara y así la fui educando. Hoy incluso me da mucha risa que cuando vamos a pasear y se cansa, me agacho, le hago ‘piojito’ y es como gasolina, ¡sale corriendo a toda velocidad! Me ha enseñado que la vida es más sencilla de lo que creemos. Todos los días hacemos el mismo recorrido y ella sale emocionada como si fuera la primera vez. Vive el presente y se asombra con todo. Y la última lección que me encantó fue en el parque hace unos días. Yo estaba pensando en cómo conseguir un dinero para un curso que quería tomar. En eso “Pepina” empezó a jugar a que yo la persiguiera. Entre más corría atrás de ella, más lejos se iba y de pronto me senté en una banca y ella solita vino conmigo. Fue la respuesta que estaba buscando: cuando queremos algo y lo tratamos de “cazar”, más trabajo nos costará alcanzarlo. Por el contrario, si nos detenemos y confiamos, las cosas llegan… En resumen, las dos hemos contribuido a darnos una mucho mejor calidad de vida. Sin duda, me ha ayudado a ser mejor persona. Si tienes alguna mascota, te sugiero que te des tiempo de calidad con ella, es una gran escuela. Y si estás pensando en tenerla, no lo dudes ¡adopta!