Más Información
Como mascota, Natasha Dupeyrón no pudo hacer mejor elección, “Rena”, su bonachona y estilosa afgano, con quien encuentra muchas similitudes: “Somos súper flojas. Dormimos juntas, ella en mi cama. De hecho, ella es la reina de mi cama y la de mi casa. ¡Ella es la dueña de todo! Pasamos mucho tiempo juntas”, explica emocionada, mientras su mascota, sin perder la pose ni un segundo, la observa.
Hace 6 años, cuando la actriz se independizó, lo primero que pensó fue en adoptar una mascota: “Quería un gato negro, nunca había tenido gatos y siempre me daban miedo. Luego dije: ‘No, la neta, me va a dar miedo salir de mi cuarto y que él esté ahí, viéndome'”. También pensó en hacerse de un Yorkie, sin embargo, el destino le tenía preparado algo especial: “Buscando perros en Internet, vi un Afgano y un par de días después, fui a una tienda animales y justo, en ese momento, un Afgano salió corriendo, como que se quería escapar y dije: ‘Es una señal’”.
La perrita llegó a los 6 meses, desafortunadamente, no siempre ha vivido con Natasha: “Me la robaron todo un año para cruzarla y tener venta de cachorros. Cuando me la quitaron, me deprimí tanto, que —la vida es muy increíble— justo el día de mi cumpleaños, una amiga me mandó una foto diciendo: ‘¿No se te antoja adoptar a un gatito negro?’”. Así, la actriz adoptó a “Mina” y después a “Pana”. Ahora, tras el rescate de “Rena”, el hogar de la joven está completo: “Somos puras niñas en mi casa, bastantes hurañas las cuatro”.
Por supuesto que el rencuentro entre Natasha y “Rena” fue innolvidable: “Me la regresaron en el Parque México; ella estaba amarrada con un mecate. Cuando le grité, corrió hacía mí, se escondió entre mis piernas. Cuando abrí la puerta del coche, se subió, se sentó y como si nada...”, recuerda.
Una memorable travesura sucedió a inicios de este año: “Le organicé una cenita de 14 de febrero a mi novio. Dejé dos lasañas preparadas en el horno. Estaban listas, sólo para llegar y calentar, porque tenía trabajo. Llegué y… yo no sé cómo diablos 'Rena' abrió la estufa y desapareció todo. Nosotros tuvimos que pedir pizzas”, recuerda. Tras su última travesura, a “Rena” le vigilan la alimentación pues “tiene 6 kilos arriba, porque se come toda mi comida”.