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Es difícil concebir que Donatella Versace fue una mujer bella; sin embargo lo era cuando en la década de los años 90 no abusaba todavía del bisturí, y gustaba sólo de tener una apariencia equilibrada y una figura delgada.
Luego de la tragedia que azotó a su familia y que cobró la vida de su hermano Gianni Versace, quien murió asesinado en la entrada de su mansión en el año 1997, Donatella saltó a la fama adquiriendo la responsabilidad de ser encargada del departamento creativo de la marca Versace. A partir de entonces nada pudo detenerla en el traicionero camino de las cirugías.
En el año 2000, ya al frente de la empresa junto a Santo Versace, su otro hermano, la diseñadora mostró una nueva faceta y su obsesión por hacer ajustes a su físico, luciendo una piel que no daba una apariencia saludable por las prolongadas exposiciones al sol.
Entre muchas de las cirugías que se practicó, está el uso del botox, que ella misma aceptó como un recurso de belleza, implantes de senos, rinoplastias, cirugías estéticas, exceso de bronceado, entre otros.
Ahora tiene un rostro totalmente diferente, ¡apenas la reconocemos! Su frente es prominente, lisa y parece que duplicó su tamaño debido a los restiramientos de la piel facial. Su figura es sumamente delgada y se asemeja mucho a la de su hija Allegra que estuvo en medio de escándalos por anorexia.
Donatella Versace diseñó productos para celebridades de la talla de Madonna, Britney Spears, Christina Aguilera, Beyoncé, Angelina Jolie, Lady Gaga, Kylie Minogue. Y hasta ahora a sus 60 años lo único que conserva, es su tono de cabello rubio platinado y ese bronceado que tanto la caracteriza.