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Las dos poseen un pasado “dark” en su adolescencia y su pasión por las calaveras es desde siempre. Rebeca Zaga y Jasibe Metta se conocieron hace dos años durante unas vacaciones en Cuernavaca, Morelos, de inmediato hubo química y cosas en común, entre ellas estas figuras emblemáticas.
“La calaca es preciosa, todos tenemos una dentro, entonces es esa teoría de que todos somos iguales y tenemos el mismo cuerpo por dentro”, comentó Rebeca, quien se dio cita en la casa de su mejor amiga para compartir con CLASE su excepcional colección.
Collares, anillos, ropa, floreros, velas, vasos, aretes, manteles, bolsas, cráneos, cuadros y hasta manijas conforman parte de su colección, que a la fecha, suma más de 100 objetos alusivos.
“Tenemos nuestra historia dark por separado. Cuando yo tenía 13 años me vestía todo el tiempo de negro, siempre me ha gustado lo oscuro, lo gótico; pero hace diez años, cuando entré a una tienda en Londres tuve mi primera aproximación a una calavera, ahí compré mi primer cráneo”, comentó Jasibe.
Por su parte, Rebeca recuerda que su gusto por “la flaca” es innato. “Nací con el gusto por las calacas, antes no estaban tan de moda, pero para mí es una forma de expresarse, creo que ya se quitó esa parte mórbida de que la calaca es muerte”.
Tal es su obsesión, que hace un año decidieron emprender un negocio juntas, en el que esta figura ocupa un lugar privilegiado en el diseño de sus creaciones. “Teníamos la idea de hacer playeras y se incorporó perfecto a la calaca, fue juntar la expresión en telas con nuestra afición. Así nació Pájaro de Cuerda”, nombre que le dieron a su firma de ropa por otra debilidad: los libros de Haruki Murakami (“Crónica del pájaro que da cuerda al mundo”).
“La calavera es México, ese es el plus, uno cree que se tiene que salir de México para encontrar algo diferente y ¡nooo, aquí esta todo!, ver los altares de muertos, la creatividad, la estética, la catrina que además es mujer, México es muy peculiar”, declaró Zaga, quien creció en medio de “talleres y pulpos de estampado” debido a que su papá es empresario textilero.
Como buenas socias, aprovechan cualquier oportunidad para traer nuevas ideas a su firma pero además para añadir un objeto más a la colección. “Siempre que Jasibe se va de viaje piensa en qué traer. En una ocasión que fue a Los Ángeles me trajo ¡tres tangas negras con calacas y aplicaciones de brillantitos, me volví loca!”, confesó Rebeca.
“A mis hijos también les fascinan las calaveras, ya comparten mi gusto. A la primera oportunidad que tenemos compramos todo lo alusivo”, dijo Metta.