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Es bien sabido que las mujeres tenemos una fijación muy especial por los zapatos, así que no importa cuántos pares tengamos, para nosotras jamás serán suficientes; en especial si se trata de unos Manolo Blahnik y eso es algo que Lorenza Lazo sabe muy bien. Y es que ella nos sorprendió con sus decenas de pares de zapatos de este reconocido diseñador, una cantidad digna de ser una fascinante y glamurosa colección.
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Lorenza nos confesó que más allá de un gusto es una herencia de su mamá, quien empezó con este amor hacia Manolo Blahnik. “Mi mamá me lo inculcó desde chiquitita, así que no tuve otra opción más que amar los zapatos” nos dijo. Una de las anécdotas que más recuerda de sus zapatos es justo con su mamá. “Me contó que me mandó a comprar unos zapatos finísimos de París, de quién sabe dónde... entonces iba yo toda vestida de acuerdo a los zapatitos y a mí no me gustaron. Íbamos en el camino, creo que sobre el Periférico, y al llegar al destino yo iba ya descalza. Mi mamá me preguntó por los zapatos y yo feliz de la vida. Ella se puso a buscar en todo el coche, pero yo los había aventado hacía rato por la ventana”, nos contó Lorenza con una enorme sonrisa dibujada en la cara y nos confesó que en ese momento empezó su amor por los zapatos.
Lorenzo Lazo, el papá de Lorenza, nos confesó que fue cuando vivían en Londres él y Concha de la Mora, mamá de Lorenza, conocieron la tienda de Manolo. Contó que era una tienda pequeña donde había que bajar unas escaleras para poder entrar. Una vez dentro, se encontraron con una gran variedad de zapatos muy lindos y con una mujer bajita, la hermana del diseñador. Fue en ese momento que Concha quedó enamorada de esos zapatos.
“Y sin querer hacer algo obsesivo decidió que, si en algo iba a invertir, sería en esos zapatos. Y sí, se esmeraba en encontrar modelos increíbles que tuvieran algún detalle, que los hiciera muy de ella, y a decir verdad creo que sí era un estilo muy particular”, nos contó Lorenza del gusto de su mamá, quien más tarde le heredaría una gran cantidad de los zapatos que conforman su colección. Era costumbre que Lorenzo le comprara unos Manolo Blahnik cada vez que se presentaba la oportunidad, “Ya era más bien como tradición que mi papá le trajera unos zapatos cada vez que salía de viaje, o para su cumpleaños o algo así, y dije 'bueno, la voy a tratar de seguir'”, agregó.
Lorenza también ha comprado muchos Manolo por su propia cuenta, aunque ella prefiere que sea en ocasiones especiales, como un cumpleaños o una fecha tan importante como la de su boda, aunque para su mala suerte los zapatos ya no llegaban para esa día tan especial, además de que necesitaba unas plataformas para su largo vestido y Manolo no hace zapatos tan altos.
Otra anécdota de Lorenza es que tiene unos Manolo Blahnik que le costaron 500 pesos. Fue en una venta donde ni ella pudo creer el precio,así que sin pensarlo un segundo los compró. Al llegar a su casa, muy contenta por su nueva adquisición, se dio cuenta de que eran de tallas diferentes pero para su fortuna le calzaron estupendo. “Encontré los más bonitos, baratos y de mi talla. Llego, me los pruebo y ¡claro! estaban en 500 pesos porque eran de diferentes tallas. Resulta que casualmente me quedaron perfectos”nos contó súper divertida.
La colección
Lorenza tiene más de 30 pares de zapatos Manolo Blahnik, para ella, Manolo Blahnik más que un diseñador, es un artista
Al preguntarle a Lorenza acerca de los cuidados que le da a su colección, ella nos dijo: “Tiene mucho que ver la manera como los usas, en especial aquí, porque la Ciudad de México no es 'zapato friendly' y casi te matas en todos lados”...y tiene toda la razón. Cuando no están en uso, Lorenza guarda los zapatos en cajas para que no les entre el polvo, y antes de hacerlo, siempre revisa súper bien que no tengan algún detalle; si les llega a encontrar algo mal los manda a arreglar de inmediato.
La colección de Lorenza es tan grande que no tiene todos los zapatos en su casa, también guarda algunos en casa de su papá y nos confesó que su esposo, Diego Bally, con quien lleva casi dos años de feliz matrimonio, siempre le dice como cualquier hombre “No necesitas tantos zapatos, ¿para que quieres más?”, aunque como conoce la historia detrás de la colección, lo entiende. “Además, poco a poquito está cayendo en la tentación del amor por los zapatos” nos dijo ella muy contenta, porque seguramente su colección seguirá creciendo.
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