Inés es conocida en todo el mundo por estar siempre presente en los eventos deportivos más importantes. (Créditos: Cortesía)
Estar aquí no ha sido un camino fácil para nadie: ni para los equipos que tuvieron que pasar por eliminatorias complicadas, ni para los jugadores que debieron luchar por un puesto en su selección (y mantenerse sanos), ni para nosotros los periodistas que también entramos dentro de los elegidos de los planes de los medios que representamos; mucho menos para los aficionados, que juntaron dinero como pudieron y viajaron miles de kilómetros para llegar aquí.
Así que el hecho de estar en Rusia 2018 ya nos hace especiales y marcará nuestras vidas. Minutos después de una sencilla, pero colorida inauguración, sonó el silbatazo inicial del partido entre Rusia vs Arabia Saudita; finalmente la gran espera había terminado. Los mitos se convierten en realidades palpables, por fin el rostro de Rusia queda al descubierto frente a nuestros maravillados ojos. El país que sentíamos tan frío y lejano es en realidad hoy uno muy cálido y cercano.
Este país que ha sobrevivido guerras mundiales y civiles, a invasiones, a enfermedades y a un clima gélido, ha ido marcando el ritmo en muchos aspectos de nuestra vida, sin nosotros percatarnos ni siquiera de ello.
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Las telecomunicaciones son un ejemplo. Rusia puso en órbita al Sputnik, el primer satélite de la historia, y eso cambió para siempre la forma de comunicarnos. Hoy la señal del Mundial, como la conocemos, no hubiera sido posible de no ser por su desarrollo tecnológico.
Pero hablando del Mundial, y entrados en la segunda ronda de partidos de la fase de grupos, les puedo contar que va mucho mejor de lo imaginado. Los estadios están preciosos, pero más allá de su belleza (esa no nos sorprende tanto, dado que los rusos siempre han mostrado una inclinación muy especial hacia cualquier tipo de expresión de belleza), sorprenden por su funcionalidad, sus extraordinarias instalaciones,en las cuales se ha pensado en el mínimo detalle.
A todos los estadios de las principales ciudades rusas se llega en metro, la mejor forma de moverse. En Moscú, por ejemplo, en el estadio Luzhniki, el subterráneo te deja a escasos metros de uno de los accesos principales.
Para evitar la reventa de boletos, las zonas de aficionados en los estadios pasan por dos filtros de seguridad, una a la entrada del estadio y la otra para acceder a la grada. Ahí es donde todo se pone difícil porque en ese segundo filtro solo te dejan ingresar siempre y cuando tu fan ID coincida con tu boleto, es decir: tiene que venir ya cargado en la información de tu carnet de fan, en él se guarda toda tu información. No solo han identificado a la perfección tu cara, sino que saben precisamente donde te encuentras en cada momento. Sobra decir que los revendedores no pueden cargar esa información a tu fan ID, con lo cual se les termina el negocio.
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RUSIA 2018 ya nos ha regalado historias únicas y momentos verdaderamente mágicos. Varios equipos han arrancado con mucha intensidad, vivimos un partido épico entre Portugal y España, verdaderamente espectacular, pero nada ni nadie puede eclipsara lo conseguido por México ante Alemania, estar ahí, ser testigo de cómo todas las almas mexicanas latíamos con un solo corazón, sin importar que estuviéramos del otro lado del mundo. Es que ver jugar a México así, con una personalidad arrolladora, su valentía y picardía, su seguridad e irreverencia ante el actual campeón del mundo, su forma de encararlos y retarlos,nos hizo emocionarnos hasta los huesos.
Hoy tenemos un equipo consciente de su rol histórico y de la situación que atraviesa nuestro país, de lo ávidos que estamos los mexicanos de escuchar historias gloriosas que nos hagan aferrarnos a la esperanza. La Selección Mexicana logró en 90 minutos lo que no había logrado en años: encontrarse unida, feliz, esperanzada, poderosa y con una fe inquebrantable.
México dio la nota en el mundo, la noticia no pasó desapercibida para nadie, a donde quiera que vaya por Moscú me topo con gente que, al saber que soy mexicana, de inmediato me felicitan. Además, veo por las calles gente feliz y orgullosa portando la camiseta de la Selección Nacional, gente que sabe que, tras haber visto ese partido, su pasaje se pagó y con creces. Aún falta mucho camino por recorrer, pero haber empezado así es un digno regalo para todos los mexicanos.
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Hoy les comparto el gran privilegio que sé que tengo al ejercer esta bendita profesión,ser ese eslabón entre lo que ven nuestros ojos y lo que las emociones y la pasión consiguen.
Pero este Mundial es muy especial para mí, la experiencia de tres Copas del Mundo anteriores me han enseñado que, ante todo, lo más importante es llegar preparada. Así que llevo un año trabajando intensamente para poder no sólo alcanzar, sino superar con creces las expectativas.
Llego a este, mi cuarto Mundial, con 200 cápsulas producidas, con más de 30 entrevistas exclusivas con los protagonistas de este maravilloso torneo, con secciones innovadoras y diferentes que invitan a entender más de esta cultura que tanto inspira. Aprender que sus circunstancias no han sido fáciles, sino todo lo contrario, y aquí siguen, reinventados y abiertos a un mundo muy diferente. Hay quienes dicen que solían esconder su sonrisa no porque jamás rieran, sino porque existía la creencia de que quién iba por la vida sonriendo, era porque se le asociaba al padecimiento de una enfermedad mental.
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Aún falta mucho camino por recorrer, pero estoy preparada para estar en el momento correcto y en el lugar indicado, así como lo estará la selección que logre coronarse como campeona del mundo.
Aunque, a decir verdad, los verdaderos ganadores en todo esto somos nosotros, quienes estamos aquí, porque pudimos darnos la oportunidad de conocer a esta gente maravillosa que nos abrió su corazón y su vida, que nos manda el claro mensaje de que, por fin, están listos y dispuestos a compartir con el mundo entero su belleza y la majestuosidad incomparable de su cultura.
Hoy Rusia ha hecho una inversión millonaria, un esfuerzo increíble para terminar de quitarse de tajo los estereotipos con los que los concebía el mundo occidental.
Hoy las cúpulas doradas de sus iglesias cristianas ortodoxas brillan con más fuerza que nunca, dando la bienvenida a una nueva era en Rusia, y nosotros estamos aquí para ser testigos de ello y llevarlo de viva voz al mundo entero.
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