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Se encuentra a 10 minutos de la estación de tren de Kintetsu Nara, en las laderas del monte Wakakusa (sí, aquel cuya hierba muerta se quema en el festival Yamayaki, que se celebra el cuarto sábado de enero).
Es conocido por sus habitaciones con bañera de cerámica al aire libre, en las que puedes pasar todo el tiempo que quieras admirando los paisajes.
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También son muy populares las recámaras con vista al Gran Salón de Buda del Templo Todaiji; los enormes ventanales ofrecen un apacible espectáculo durante el día, cuya belleza se duplica por las noches.
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Las habitaciones son estilo japonés y cuentan con futones tradicionales y suelo de tatami (tejido de paja).
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El par de restaurantes de Mikasa presume un menú con ingredientes que cambian de color según la estación; usan temperatura caliente y fría para su carne, y son famosos por su comida nabe. Antes de levantarnos de la mesa vale al pena probar el Shochu, el sake local de Nara.
Es común que las habitaciones con bañera sean las primeras en ocuparse, no te preocupes, el hotel cuenta con un cuarto con tinas al aire libre, un servicio de masaje y un lobby lounge con vistas panorámicas.
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