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No cabe duda que el príncipe Harry y Meghan Markle han protagonizado un enlace histórico que ha roto con todos los convencionalismos de los matrimonios reales, su unión rompe con varios cánones establecidos, incluido el de su mascota.
Y es que el perro de los ahora Duques de Sussex no es un corgi, raza de perros preferida por la reina Isabel II, sino es un adorable beagle que fue rescatado en un bosque de Kentucky y estuvo cerca de ser sacrificado en 2015.
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El encuentro entre Guy y Meghan sucedió cuando ella vivía en Toronto mientras grababa la serie de 'Suits' y buscaba compañía para su otro perro Bogart, un pastor alemán. Sus largas orejas marrones, ojos grandes y su pequeño cuerpo redondo cautivaron a la ahora esposa de Harry.
De hecho, Guy hizo apariciones frecuentes en las redes sociales de la estrella estadounidense.
“Le habíamos mostrado otro perro a Meghan que pensamos que podía hacer un buen equipo, pero ella vio a Guy e inmediatamente quiso llevárselo a casa", contó la directora de la asociación rescatista, Dolores Doherty, encargada de organizar la cadena humana de conductores voluntarios para llevarlo a Canadá para su adopción.
Guy fue el único compañero que viajó a Londres junto a su dueña para instalarse en uno de los palacios reales, desafortunadamente Bogart por su edad no pudo hacer el viaje y se quedó con amigos de Meghan en Toronto.
Como no podía ser de otra forma, el día de la tan esperada boda real un beagle fue visto en el asiento trasero del Range Rover, en el que viajaba la reina Isabel II en ruta hacia el Castillo de Windsor para ser parte del enlace entre Meghan y el príncipe Harry.
Mientras la reina Isabel II llora la pérdida de su último corgi, Willow, de 14 años, estamos seguros que podrá recurrir a la mascota de la pareja de recién casados, quien la llenará de cariño.
Como toda historia de cuento, la vida de Guy no fue fácil al principio pero ahora es uno de los perros más afortunados del mundo al ser oficialmente parte a la familia real británica.