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Michelle recién cumplió 29 años, y durante su vida ha tenido experiencias de todo tipo, pero sin duda la que más la marcó fue la muerte de su mamá, Laura Elena Ruesga, debido al cáncer de mama que padeció.
A la distancia, los recuerdos siguen presentes, los aprendizajes y la forma de enfrentar la vida es otra a partir de esta ausencia en ella. En entrevista con CLASE, la actriz (y recientemente mamá primeriza) nos habla de su sentir ante este suceso.
A propósito de la conmemoración de octubre rosa, en el que se busca hacer conciencia sobre la importancia en la prevención y detección oportuna del cáncer de mama, Michelle habla de cómo vivió el proceso de la enfermedad al lado de su mamá, una vez que le dieron el diagnóstico.
“Fue vivir la enfermedad con mi mamá, es decir que yo lo tuve porque el cáncer no sólo afecta a quien lo padece, sino a toda la familia y a las personas que rodean al paciente. Creo que después de haber vivido quimioterapias, radioterapias, leído todos los libros, visto todas las maneras de salvar a mi mamá, me siento con la voz para hablar de eso porque lo viví y lo sufrí todo”.
Convencida de que las emociones y pensamientos eferman al cuerpo, uno de los aprendizajes que tuvo es cuidar los hábitos en todos los aspectos.
“Hay que aceptarte como eres, no vivir enojada y resentida porque se convierten en células malas, para mí eso fue el cáncer. Es muy importante decirle a la gente que se autoexplore y aprenda a conocerse, pero también a tener buenos hábitos y cambiar de vida si no estás contento. Si estás frustrada en una oficina, salte de ahí porque eso te enferma. Sólo vivimos una vez, no vale la pena un minuto de estrés ni enojo. Si no estás tranquilo, busca tu felicidad, salte de la zona de confort”, comenta.
Su mamá tenía 50 años cuando falleció y la recuerda como una mujer llena de vida, que esperaba tener tiempo suficiente para para conocer a su nieto, el pequeño Marcelo que acabade cumplir siete meses de edad.
“Ella era muy joven y lloraba todos los días y me decía: ‘Quiero conocer a tu hijo’ y ahorita ver a mi hijo y saber que no lo conoció, es horrible. Para mí sigue estando aquí. A mi hijo le hablo de ella y a mi mamá le pido que me ayude.
Durante año y medio estuvieron luchando contra el cáncer e incluso a los siete meses de haberle sido detectado, los resultados indicaban que se había ido, sin embargo no fue así.
“Festejamos que ya habíamos vencido el cáncer a los siete meses que le fue detectado, cuando terminó las quimioterapias, pero pocos meses después regresó. La verdad el proceso de desgaste fue de una semana, porque le subió el cáncer al cerebro”.
Dice que el cáncer es una enfermedad horrible, “ver que el amor de tu vida, tu ídolo se desgasta y le deja de funcionar todo, es desgastante y no vale la pena que alguien viva eso. Creo que es importante hacer conciencia de que nos puede dar a cualquiera y nos tenemos que cuidar. Yo me quiero y deseo que jamás en mi vida, mi hijo viva lo que yo viví “.
Por eso, ahora Michelle toma el control de su vida y se cuida, no sólo hace ejercicio, se alimenta balanceadamente, sino que dejó los apegos y cuando es necesario cierra ciclos cuando algo ya no la hace feliz.
“El cuerpo es lo más importante y hay que alimentarse bien, ver si te sirve o no lo que te comes, además de hacer ejercicio, nuestro cuerpo está hecho para movernos, porque es necesario para tener salud. La vida es mágica y cuando empecé a hacer ejercicio, pensé que sería increíble tener todo tipo de tenis (especialmente de una marca de la cual ella es embajadora) y ahora tengo para todas las actividades".
Para finalizar, Michelle hizo hincapié en que no hay que dar por hecho las cosas en la vida.
“Vivir feliz es una decisión, porque en ti está dejar de lado lo que no te gusta. Creo que he tenido experiencias enriquecedoras y algunas muy dolorosas, pero son parte del crecimiento que me toca vivir y las agradezco”, concluye.