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El empresario Pablo Zapata de 27 años no sólo es apasionado de la fotografía, además, le encanta el deporte y las actividades al aire libre, y si son acuáticas, mejor. En entrevista, el hijo de la destacada mujer de negocios nos platica sobre su pasión por el buceo, las experiencias que ha vivido en las profundidades acompañado de su familia y su incansable trabajo por preservar el ecosistema marino.
Aunque su primera experiencia en el buceo no fue del todo agradable, Pablo Zapata admitió que una vez inmerso en las profundidades del mar hizo que este deporte se convirtiera en una de sus grandes pasiones junto con la fotografía. Está convencido que estas actividades lo han transformado en una persona más paciente, perseverante y defensora del ecosistema, pues en sus múltiples viajes por el mundo ha podido constatar el daño que el hombre le está haciendo al planeta. Nos contó de sus experiencias y cómo ha compaginado estas facetas con su lado empresarial y la importancia que tiene para él la familia y el amor por los suyos.
Pablo estudió Economía y Finanzas en la Universidad Metodista del Sur (SMU), en Dallas, Texas.
Al graduarse, regresó a México e inició su vida laboral formando parte de Tresalia Capital, empresa de la que es presidente su mamá, María Asunción Aramburuzabala, quien ha sido desde siempre su mayor inspiración. Actualmente, trabaja en KIO Networks, dedicada a las tecnologías de la información, en el área de finanzas y relaciones con los inversionistas.. Y aunque su vida laboral le exige mucho de sí mismo, siempre busca tiempo para desarrollar sus pasiones: el buceo y la fotografía.
Sumergido en su pasión
Fue durante su estancia en la universidad donde Pablo descubrió el buceo, aunque, al principio no le produjo la emoción ni la adrenalina que ahora siente por esta actividad. Todo comenzó como una clase optativa y hoy, es uno de sus más grandes complementos: “Teníamos que escoger algún deporte y el que más me llamó la atención fue un curso de buceo que ofrecía la universidad. No fue la mejor experiencia, ya que era invierno y el clima en Dallas es bastante frío en esa época. Todo el entrenamiento lo hicimos en la alberca de la universidad, pero el examen final fue en un lago a las afueras de Dallas. Mi primera buceada no fue nada emocionante, el clima estaba a menos tres grados y al entrar al lago levantamos todo el sedimento y casi no teníamos visibilidad. De cualquier forma, terminé los ejercicios y me certifiqué, pero no quedé motivado para seguir buceando”, recordó.
Todo cambió cuando realizó un viaje a Indonesia, donde su experiencia transformó totalmente su forma de vivir el buceo: “Después de un par de meses de acabar mi curso, mi mamá nos dijo que quería ir en verano a un viaje, lo cual me causó mucha emoción, ya que Indonesia es reconocido como uno de los mejores lugares de buceo en el mundo. Desde ese momento quedé enamorado y supe que era algo que quería seguir haciendo el resto de mi vida”.
Los que sus ojos pueden ver al sumergirse en el agua es increíble, según describe; sin embargo, hay otras razones de peso por las cuáles Pablo decidió seguir formándose como buzo: “Es un gran deporte, te lleva a lugares nuevos y conoces a gente excepcional. Bajando un par de metros entras a un mundo nuevo donde todo parece extraño. Es un plan muy sano donde encuentras paz y creas amistades fuertes con tus amigos de buceo. A través del buceo descubrí otra gran pasión, la fotografía. Tratando de mejorar mi fotografía me he convertido en un mejor buzo.
Entre esa gente excepcional se encuentra Manuel Lazcano, a quien Pablo describe como uno de los mejores buzos y fotógrafos a nivel mundial: “A través de Manuel he aprendido mucho sobre el deporte y la foto y he conocido a gente muy interesante que está haciendo una gran labor por proteger y saber más de nuestros mares. Por ejemplo, Memo de Anda es uno de los pocos arqueólogos marinos en el mundo, actualmente está mapeando los cenotes en la península de Yucatán y ha tenido varios descubrimientos importantes dentro de los cenotes”, comentó.
Aunque adquirió su pasión en Indonesia, el empresario reconoce que en México también existen lugares ideales para bucear: “En Cozumel tienes muchos tipos de coral y una biodiversidad increíble, pero no encuentras una vida marina tan grande, aparte de algunas tortugas y a veces, tiburones. En Cancún tienes mantas gigantes, el tiburón ballena y el pez vela, pero no encuentras corales tan bonitos como los de Cozumel”, argumentó.
La combinación del buceo y la fotografía han hecho a Pablo “una persona más paciente y perseverante” ya que, asegura, “una buena foto puede suceder en cuestión de segundos, horas, o días. Por ejemplo, he ido varias veces en busca del pez vela, pero no he tenido la suerte de encontrarlo y así es la naturaleza, no la puedes predecir. En ocasiones no tienes suerte y en otras te recompensan con experiencias inesperadas, lo único que puedes hacer es ser paciente y seguir tratando. La fotografía también me ha hecho más perceptivo, ya que la mejor arma contra cualquier animal es tu cámara (mientras más te acercas para tomar una buena foto más se alejan de ti), y para poderte acercar para tomar una buena foto tienes que entender al animal y hacerlo sentirse cómodo con tu presencia”, mencionó. Pablo lleva practicando el buceo desde hace siete años y cada vez tiene más ganas de seguir explorando nuevos rincones del planeta.
Ecofriendly
Al haber podido bucear en distintas partes del mundo, se ha dado cuenta de lo delicado que son los ecosistemas marinos y la importancia que tiene mantenerlos sanos y en buen estado, no sólo para los seres humanos, sino también para el planeta: “Creo que si tengo el privilegio de ir a estos lugares es mi responsabilidad hacer mi parte para protegerlos. La propia inmensidad de los océanos nos hace pensar que no les podemos hacer daño, pero el rápido crecimiento de la población ha llevado a que explotemos irresponsablemente los recursos naturales. El daño es muy claro, no solo hemos acabado con el 90% de las grandes especies de peces, sino también con los corales, que son una parte fundamental del ecosistema”, explicó.
Considera que proyectos como los documentales México Pelágico o Mission Blue de Sylvia Earle, pueden ayudar a que se llegue a un balance en donde se pueda explotar responsablemente los recursos marítimos y se restauren las poblaciones de peces y corales a nivel mundial, sin dañar la economía de la gente que depende del mar para subsistir: “Mi mensaje es que vayan a bucear y a interactuar con el mar y los animales, no me cabe duda que, al igual que yo, se van a enamorar”, afirmó.
Entre los planes de Pablo está llevar a cabo un documental con Manuel Lazcano, su mentor, para promover la conservación de la vida marina en México, en especial los cenotes en la península de Yucatán, un proyecto en el que también están involucrados su mamá, Mariasun, y su hermano, Santiago Zapata Aramburuzabala. Por el momento, están buscando a empresas que apoyen con su marca a esta causa y que logren, cada vez, mayores beneficios.
El océano a través de la foto
Pablo asegura que siempre le ha interesado la fotografía, pero fue a partir del buceo cuando comenzó a practicar sus tiros más certeros: “Poco a poco he ido mejorando mis fotos, pero todavía me falta mucho por aprender”. Como buen apasionado de la foto, Pablo tiene una cuenta de Instagram llamada OxygenNarcosis, donde comparte fotos de sus aventuras: “A través de estas fotos quiero inspirar a la gente a que viaje, explore, bucee y, a su vez, crear conciencia para que protejan el mar”, declaró. Al hablar del tema, Pablo no pudo ocultar su entusiasmo y se animó a darnos algunos tips de fotografía: “No tengan miedo a jugar con la cámara, prueben diferente settings y jueguen con la composición de sus imágenes, al principio es muy probable que salgan mal, pero conforme vayan practicado van a agarrar mejor sensibilidad de cómo funciona su cámara. También hay mucho material gratis en internet para aprender de foto. En Youtube hacen reviews de equipos fotográficos y clases. Yo he ido aprendiendo preguntando a otros fotógrafos y sacando información de internet”, dijo.
Familia, su más grande tesoro
Pablo es un hombre con decisión y que sabe llegar a sus metas con base en su esfuerzo, algo que aprendió de su madre, quien es una de sus más grandes figuras a seguir y una de las empresarias más importantes, según la revista Forbes: “Desde muy chicos, mi hermano y yo, estuvimos inmersos en la cultura del trabajo, mi mamá nos metió mucho la idea de hacer las cosas bien, ante todo, y siempre nos ha mantenido actualizados sobre lo que está haciendo. Me siento muy orgulloso de sus logros personales y profesionales, ella es mi ejemplo a seguir por la manera en la que hace las cosas y por cómo ha construido el patrimonio de la familia”.
Pablo agregó que Mariasun es muy persistente, muy estructurada y que siempre preserva los valores de la familia, por encima de todo. Prueba de ellos es que, a pesar de que la empresaria tiene una agenda complicada, siempre encuentra el tiempo para acompañar a Pablo a sus viajes de buceo. Pero la Presidente del Consejo de Tresalia Capital no es la única cómplice en las aventuras de Pablo, quien además se hace acompañar por su novia, Ale Lancaster, y su hermano.
“Para mí, el amor es compartir pasiones y, a través de la otra persona, descubrir cosas nuevas. Que te empujen a romper tus miedos y a ver el mundo diferente. Al final, la mezcla te hace una mejor persona. Ella me dio un voto de confianza. Cuando comenzó a bucear le daba un poco de miedo, pero tomó ese riesgo y poco a poco fue aprendiendo. Ahora ya bucea súper cómoda, también le apasiona y hasta ha estado con tiburones”, comentó el empresario mexicano que lleva cerca de siete años de noviazgo con Alessandra Lancaster.