Lolita Ayala abrió la puerta de su casa a CLASE, y nos contó todos los detalles de esta nueva vida. (Fotos: Archivo El Universal)
La periodista estuvo 45 años en Televisa al frente de varios noticieros, uno de ellos duró 29 años consecutivos al aire. Define su salida de la empresa “como uno de los golpes más fuertes” que ha enfrentado. Nos recibió en su casa para platicarnos de su nueva vida, en la que no tiene tiempo de aburrirse.
El 19 de agosto de 2016 es una fecha que marcó un antes y después en su carrera periodística. Fue esa noche cuando la comunicadora se sentó frente a la cámara —con su tradicional rosa— y se despidió de su público, luego de 29 años al frente de “El Noticiero con Lolita Ayala”. Emilio Azcárraga Jean, presidente del Consejo de Administración de Televisa, apareció en el estudio de grabación para agradecer la trayectoria de la periodista, de quien destacó su sensibilidad y profesionalismo. Conmovida hasta las lágrimas, Lolita salió por la puerta grande. Con pasos firmes y pausados, Ayala recorrió por última vez el pasillo principal de Televisa Chapultepec, donde sus compañeros formaron una fila para aplaudirle por su trayectoria.
Desde ese día todo cambió para ella, ahora nos cuenta que su rutina ha cambiado: todas las mañanas sale a caminar con sus perros, por prescripción médica y, por la tarde, disfruta con la compañía y amor de sus nietos. Su ímpetu periodista la ha ‘obligado’ a seguir adelante y ya tiene varias ofertas de trabajo. Está por decidirse. Mientras tanto, su fundación Sólo por Ayudar la mantiene ocupada y muy activa.
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Lolita no ha perdido su estilo. Enfundada en un impecable traje azul, la también filántropa recibió cordialmente a CLASE en la sala de su casa, donde reinan las fotografías de los mejores momentos y recuerdos que ha pasado con sus seres queridos.
Es una mujer completamente familiar. Se ha casado dos veces. La primera vez fue en 1976 con el comentarista deportivo Jorge Berry, el amor duró poco y se divorciaron 11 meses después de casarse. Para 1977 el amor volvió a tocar su puerta gracias a Anibal Silva, padre de su primer hijo, Anibal Silva Ayala, y aunque esta relación fue más duradera, tampoco prosperó. Para 1989 se enamoró de Luis Sosa y procreó a su segunda hija, María Luisa Sosa Ayala. Actualmente Lolita es soltera y, en sus propias palabras, feliz.
La hija de Rodolfo Ayala González un médico cirujano, maestro de la Academia de Medicina y creador del primer banco de sangre de México, es una mujer sensible, fanática de las plantas y de los perros, los cuales andan por la casa y descansan en los sillones principales: “Como te darás cuenta, yo sin perros no puedo vivir. He tenido perros desde que nací”, dice alegremente.
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“Como dice el dicho: ‘Hay que tener las maletas hechas’”
Esta era la frase que decía su buen amigo y maestro, Jacobo Zabludovsky. Sin embargo, la conductora asegura que a pesar de que ya había contemplado en innumerables ocasiones su partida de Televisa, cuando llegó la hora no se sentía lista: “Aunque me había preparado mentalmente y ahondé en el tema del desapego, es difícil, pues estás acostumbrada a ir a un mismo lugar durante 45 años, todos los días. Como decía Jacobo: ‘El coche ya sabía para dónde ir’, por mucho que lo trabajes, estás encariñada con la gente, que son tus amigos. Sin duda, es un cambio brusco y se necesita un tiempo de duelo”, nos comparte con nostalgia.
La noticia la tomó por sorpresa, Lolita estaba a punto de cumplir 30 años al frente de este noticiero y saber que eso no ocurriría le entristeció, pero además, la sacó totalmente de su zona de confort: “Todo tiene que cambiar. Llegó el cambio y hay que aceptarlo. Éramos el noticiero más longevo. Me da tristeza no llegar a los 30 años. Se siente uno como burro sin mecate , como perro sin dueño, te levantas cada mañana y te tiene que caer el veinte de que eso ya no está ¡se acabo!”, relata.
Sin embargo, poco a poco se ha adaptado a su nueva vida. Confía en que el tiempo es su mejor aliado y pronto llegarán cosas nuevas: “Estoy segura de que quiero seguir trabajando”, dice en un tono alto y con mucha seguridad: “Mientras trabaje y siga activa, creo que seguiré estando bien. Estoy convencida de que en el momento en que ya no haces nada es cuando empieza a decaer tu salud y comienza el envejecimiento. Por eso estoy segura de que sí voy a trabajar”, confirma.
Un parteaguas en su carrera
Las anécdotas que tuvo durante su larga trayectoria no alcanzarían a contarse con los dedos de las manos. A lo largo de su carrera, la comunicadora tuvo oportunidad de lograr grandes hazañas y cubrir eventos que marcaron la historia del país. Y aunque todas estas experiencias aportaron grandes aprendizajes para su formación, hubo un suceso que la marcó: el accidente en helicóptero que tuvo el 14 de agosto de 2015.
Sucedió mientras la entrevistada sobrevolaba la sierra de Chihuahua junto con el gobernador César Duarte y su esposa, Bertha Gómez. Se dirigían a repartir estufas ecológicas como parte de un programa de su fundación, sin embargo, al iniciar el aterrizaje, el helicóptero se desplomó desde una altura de más de 20 metros. Al caer, se incendió la parte superior de la cabina y los pasajeros resultaron heridos. Lolita sufrió una cortada en el cuello y su sobrino, quien la acompañaba, se fracturó una pierna.
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De inmediato, los pasajeros fueron trasladados al hospital, afortunadamente no tuvo consecuencias graves. Sin embargo, durante el proceso de recuperación, Lolita perdió ocho kilos y tuvo que usar durante seis meses un corsé: “Estuve a un tris de no sobrevivir, lo que me hizo reflexionar en qué quiero hacer en el tiempo que me quede de vida, pues puedes morir en un instante. Me hizo pensar en todo lo que tengo que hacer antes de morirme, en las responsabilidades y los deseos”.
Lolita está agradecida con Dios por ‘darle otra oportunidad’, ya que no fue un accidente menor: “Soy una mujer muy afortunada, que ha tenido una familia maravillosa y que trabajó a lo largo de 45 años en lo que le gustaba. Sobre todo agradezco que he tenido salud. Nadie se escapa de que la vida nos dé algunos golpes pero en muchos casos, éstos son para madurar, para aprender y crecer internamente. Cuando pongo todo en la balanza, lo bueno es mucho más”, asegura la comunicadora.
Recordando sus inicios
Durante la plática, Lolita no puede evitar la nostalgia al recordar cómo se adentró al periodismo, una profesión que la acercó al público, pues cada noche ‘entraba’ a los hogares de los mexicanos con las noticias. Su incursión en la televisión fue algo ‘natural’, incluso, fue algo que no buscó, pues ella quería ser doctora para continuar con la tradición familiar.
Recordó que a sus 20 años hizo una solicitud para entrar a la Facultad de Medicina de la UNAM, pero le tenían que revalidar los estudios que hizo fuera del país y eso tardaba seis meses. Durante este proceso, una amiga le dijo que estaban haciendo pruebas en el Canal 8 (que poco después se fusionaría con Telesistema Mexicano). Se trataba de un casting con muchas estudiantes de periodismo: “Ni en mis sueños más remotos pensé que algún día iba a trabajar para la televisión. Un sábado fueron las pruebas y para el lunes ya me habían llamado para decirme que me habían elegido como conductora y que ese mismo día iba a salir al aire”, recuerda.
En 1985, a raíz de los sismos que devastaron la ciudad de México, Lolita encabezó los esfuerzos de un grupo de personas altruistas que, sumando voluntades y recursos, se dieron a la tarea de colaborar en la reconstrucción de la capital del país. Surge así la Fundación Sólo por Ayudar, de la que es Presidenta. Han pasado 30 años y la filántropa no se cansa de ayudar, para ella, lo mejor de esta vida es poder tocar la vida de alguien. “El mejor regalo es ver que puedes ayudar a devolverle la vista a una persona, o que alguien se cura y se reintegra al trabajo, eso es lo más satisfactorio”, comenta convencida.
Lolita está definiendo su futuro próximo y aunque no está segura de qué propuesta elegirá, lo que sí sabe es que será algo en donde pueda combinar su pasión por el periodismo y cuidar a su familia.