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Un flechazo que ocurrió hace nueve años es ahora una familia bien consolidada. Pamela Jean y Tony Gebara están disfrutando en su totalidad la llegada de su primera hija, Doménica Gebara Jean, quien llegó a sus vidas hace tres meses, mientras ellos celebraban cuatro años de matrimonio. Para compartir la felicidad que sienten al ver a su hija, la pareja platicó en exclusiva con CLASE, en su hogar, donde nos mostraron el gran amor que existe entre los tres.
Entusiasmada y como siempre, positiva, Pamela nos relató cómo se enteró de su embarazo y la alegría que sintió en ese momento. Durante un viaje a Valle de Bravo, la licenciada en comunicación pensó que seguramente tenía un desajuste hormonal, pues acababan de tener la pérdida de su primer bebito: “Seguramente tengo las hormonas disparadas, pero como justo venía Año Nuevo, pensé: ‘Me voy a hacer la prueba, más vale’”. Entre desveladas y todas sus otras actividades, estaba segura de que la prueba iba a ser negativa.
Ella y su cuñada iban de camino para hacer ejercicio y Pame le pidió que la acompañara a comprar la prueba de embarazo, cuando salió positiva no lo podía creer: “Las dos estábamos emocionadísimas, pero yo seguí haciendo ejercicio... como que no me caía el veinte. De pronto volteo y le digo: ‘Beba: ¿¡qué estamos haciendo aquí!?’ Y me dice: ‘Eso es lo que estaba esperando, que reaccionaras y me dijeras algo’. Fuimos a darle la noticia a Tony, pero como todo fue muy rápido y no me lo esperaba, pues no sabía como avisarle”, nos comenta.
Como en el embarazo pasado Pame tenía antojo de probar la cerveza, Tony se la pasaba buscando cerveza sin alcohol... entonces se le ocurrió pasar a una tienda y comprar una cerveza sin alcohol: “Llegué con Tony y le dije: ‘Oye, ¿qué te parece si brindamos?’; le pongo la cerveza enfrente, cuando la agarra y empieza a verla, me dice: ‘¿Por qué la cerveza sin alcohol? No estás embarazada...’ Se me queda viendo y me pregunta emocionado: ‘¿Estás embarazada?’”, recuerda con alegría Pame.
Tony nos cuenta cómo lo vivió: “Es una maravilla, de esas noticias que te cambian la vida. Desde el primer embarazo estábamos ya con muchas ganas de formar nuestra familia, pero teníamos pensado esperarnos un poquito a partir de lo que había pasado, ya teníamos un viaje planeado a Japón... Estábamos que no nos la creíamos, nos tardamos en que nos cayera el veinte”.
El embarazo
Pame nos cuenta que al principio del embarazo siguió con su mismo ritmo de trabajo, no cambió absolutamente nada. Admite que se sentía la ‘Mujer Maravilla’ y que podía con todo: “Disfruto tanto de mi trabajo que ni el cansancio me pesaba, pero casi llegando al tercer mes, tuve una amenaza de aborto, y me mandaron a reposo absoluto: ‘De la cama a la regadera y a la cama, no quiero que te muevas más’”, le dijo el doctor. “Me explicaron que esto que me pasó no tenía nada que ver con el ritmo de mis actividades, pero sí me obligó a hacer una pausa, lo que me costó mucho trabajo”, afirma.
Por su parte, el empresario nos cuenta que, al final, él fue el antojadizo, pues sólo en la última parte del embarazo a Pame se le antojaban los chocolates. La ahora mamá explica que prefería cuidar su alimentación y comer saludable, pensando en lo que era mejor para el embarazo. Cuando llegó el momento de conocer el sexo del bebé, se pusieron muy felices al saber que iba a ser mujer.
La pareja se había preparado para tener un parto natural, fueron a un curso y se informaron leyendo un libro sobre hypnobirthing: “Yo iba dos veces por semana a la meditación y la que dirigía las meditaciones fue mi doula. Hablé con el doctor y estaba dispuesto para hacer todo lo posible y que se diera un parto natural”. Incluso el doctor dio un poco más de tiempo en la semana 40 para que se acomodara, pero no fue posible, además la bebé pesaba 3.4 kilogramos, condición que dificultó las cosas.
No todo fue miel sobre hojuelas
El día de la cesárea llegó y aunque la felicidad de convertirse en madre la invadía, había algo que no la dejaba disfrutar al cien por ciento. Pamela confesó que al llegar a casa hubo ciertos momentos de desesperación: “Cuando llegué del hospital, no paraba de llorar, yo no sabía ni por qué, por más que hacía no lograba nada, llega un punto en el que te entra el miedo y la incertidumbre”. Sin duda las primeras semanas fueron las más difíciles: “Sufrí mucho la lactancia, pero fui perseverante, porque estoy segura que la leche materna es oro molido, y ahora disfruto mucho el momento”, afirma.
Una amiga le dijo que cuando naciera, iba sentir que su vida se acababa, que tendría que dedicar las 24 horas a la bebé, y que no iba a tener tiempo ni de bañarse. Al principio así fue, pero poco a poco la ha ido incorporando a su rutina, al grado de que Doménica asistió a la primera conferencia de su mamá a los 40 días de nacida: “Yo crecí así: mi mamá es una profesionista muy exitosa, a la que siempre he admirado mucho, crecí entendiendo que una mujer puede ser femenina y exitosa, porque así lo he visto todos los días de mi vida”, nos comparte.
Apoyo de toda su familia
Por supuesto, la mamá de Pamela, a quien describe como una persona perfecta y maravillosa, es alguien muy importante en su vida: “Con que yo logre ser el 50% de la mamá que ella ha sido, me doy por bien servida, tengo su ejemplo y quisiera ser tan buena como ella”, afirma. “Domenica es súper tranquila, llora sólo cuando quiere comer. Tony tiene el sueño pesado y le afecta mucho despertarse, pero por la noche tenemos ayuda. Sin duda la niña nos ha cambiado la vida”, nos cuentan los orgullosos papás.
Hoy más que nunca, Tony respeta a Pamela como mujer: “Lo que más me gusta de Pame es que se ha convertido en esta mamá que está rompiendo muchas barreras. Para mí, las dos virtudes principales que se requieren para la convivencia son la admiración y la paciencia. Mientras eso exista, lo demás sale solo”, nos comenta.
Por su parte, Pamela agrega que ha sido maravilloso redescubrir a Tony en esta nueva faceta, lo cual no deja de sorprenderla. Se siente muy agradecida de tenerlo como esposo y padre de Doménica, pues siempre está a su lado para darle su voto de confianza y apoyarla en todo lo que requiera, además de que han formado un equipo ideal para cuidar a su pequeña.