Hoy miles de seguidores pueden disfrutar de un adictivo relato sobre la historia de una Reina: Isabel de Inglaterra. (Fotos: Archivo El Universal)
A la cabeza del elenco de esta nueva serie biográfica se encuentra Claire Foy quien tiene bajo su responsabilidad mostrarnos ese lado humano de la Reina Isabel II, justo en una época donde pasó de ser una joven esposa a la soberana de una nación. La interpretación es impecable, podemos ver a una Reina principiante, insegura y débil ante situaciones, una joven enamorada que se verá, a lo largo de su vida a enfrentarse a situaciones desafiantes. Es dulce conocer ese lado del nuevo periodo isabelino, cuando una monarca acepta sus limitaciones y decide incluso contratar un tutor, una joven que va descubriendo la telaraña que se entreteje alrededor de su trono, que se enfrenta al primer ministro pero en el camino, y por deber a su nación, defrauda a los que ama y esto incluye a su amado esposo y a su hermana menor.
Un amor real
La serie retrata a un joven matrimonio donde claramente los papeles están invertidos, la guerra de poderes dentro del hogar, la impotencia de un Felipe que no puede darle su apellido a sus hijos, una relación que inició como un simple amor platónico de una niña de 13 años hacia su apuesto primo, que ya era un marino real, y que tras muchas condiciones para contraer matrimonio, vemos cómo Isabel observa de lejos la entrega de Felipe como padre, quien solo trataba de construir lo que nunca tuvo: una familia ya que creció en internados, prácticamente huérfano. Con gran ilusión Felipe adapta la Clerence House para construir un hogar, sin embargo, a la fecha, camina tres pasos atrás de su mujer y sólo dos de sus nietos llevan su apellido.
Felipe, el príncipe azul
El joven actor británico Matt Smith debe adentrarse a la piel de un Príncipe griego que pasó de tragedia en tragedia, a pesar de tener más sangre azul que su esposa Isabel. Felipe de Edimburgo nació en el seno de la Familia Real Griega, su abuelo era el Rey de los helenos, pero antes de cumplir 10 años ya había perdido una hermana trágicamente, sufrió el abandono de su padre y, por si fuera poco, sufrió el dolor de tener una madre bipolar. La realidad es que el trabajo de Smith es brillante pues retrata bien al Felipe que nunca se detuvo para decir lo que pensaba a puerta cerrada y en público, el que vivió incómodo dentro de un palacio donde no tenía otra ocupación más que escoltar a su esposa, y se sintió muchas veces humillado e incomprendido por Isabel, y así lo vemos. Sin embargo, en The Crown podemos sentir ternura y agrado por este hombre que lleva 69 años dedicado por completo a la Reina.
Margarita, la princesa rebelde
La bella Vanessa Kirby no tiene una tarea fácil. Sobre sus hombros cayó la responsabilidad de interpretar a Margarita, la oveja negra de la familia, una mujer que la prensa amaba por ser abierta y darles mucho para publicar. Sin embargo, en esta primera temporada podemos ver cómo una joven se enamora del hombre de confianza de su padre, desatando uno de los escándalos más recordados de la familia real. Margarita y Peter Townsend se sacrificaron por amor y lealtad a la corona. Su romance no fue bien visto por el Parlamento y tuvieron que terminar su apasionada historia de amor. La hermana menor de la Reina siempre dio la nota, tuvo grandes affaires, bebía en exceso, aunque en The Crown, el personaje es adorable.
El rey sin corona
No se puede contar la historia de la Reina Isabel II, sin hablar del hombre que desató la polémica y puso prácticamente a esta mujer en el trono, su tío David, quien llegó a ser un día el Rey Eduardo VIII, pero estaba profundamente enamorado de la americana Wallis Simpson, un amor que le costó la corona. En The Crown, Alex Jennings da vida al siempre elegante Duque de Windsor, en esa época donde pasó de ser la oveja negra a persona non grata, y es que el resentimiento de su familia se lo hacen sentir a cada instante, firme se mantiene por amor a Wallis pero también podemos ver cómo se convierte en un hábil consejero de su querida sobrina, una influencia que perduró durante un tiempo, un Rey sin patria, pero una figura central.