A esta rubia con grandes ojos azules, se le ve caminar en eventos reales muy orgullosa del brazo de su “príncipe azul”. Mide 1.80 y posee una sonrisa cautivadora, suele vestir solo de Ángel Sánchez o Carolina Herrera, no cabe duda que lleva a su Venezuela a donde quiera que va. Su padre Ladislav Vladimir Blatnik falleció cuando apenas era una niña. Su madre volvió a contraer matrimonio. Siendo adolescente Tatiana dejó Caracas para vivir en Nueva York. Estudió sociología y fue justo en esa época que conoció a Nicolás.
La relación entre Tatiana y Nicolás se dio de una manera muy discreta. En Europa se rumoraba un supuesto romance entre el príncipe de Grecia y Victoria, la heredera de la corona sueca, situación que resultó un distractor muy conveniente para que el monarca disfrutara su romance con la venezolana. Fue durante las olimpiadas en Atenas, en 2004, que Nicolás regresó a la tierra de sus antepasados con Tatiana de la mano; cinco años después anunciaron su compromiso. Nicolás le pidió matrimonio a su novia con un hermoso zafiro que perteneciera a la Reina Ingrid de Dinamarca.
La boda se llevó a cabo en Grecia. Era el verano de 2010 y los griegos recibieron a su nueva princesa en medio de laureles. Tras una temporada en Londres, Nicolás y Tatiana empacaron y se mudaron a Atenas; el príncipe optó por volver a casa y dedicarse a trabajar por el que fuera el reino de su padre, entonces la venezolana puso manos a la obra y se entregó a la cultura griega, dejó todo por su príncipe y el resultado fue tan favorable que los griegos veneran a la guapa monarca.
Tatiana hoy está entregada no solo a la cultura; su labor en diversas fundaciones donde defiende los derechos de los artesanos griegos la ha convertido en la nueva “Princesa del pueblo”. También inició su propia empresa de nombre Tría ETC, en ayuda del desarrollo postcrisis que vive Grecia. Aunque tampoco olvida la situación de su país de origen y participa como líder de Vital Voice, que protege los derechos de la mujer, así como también de fundaciones latinoamericanas que buscan erradicar la pobreza de las zonas más vulnerables del continente.
Alejada del estilo de vida glamurosa que parecen disfrutar los herederos de la corona, Pablo y Marie-Chantal, los príncipes viven tranquilamente en Atenas, cerca del Partenón. La princesa disfruta ir al mercado y comprar productos griegos, convive con locatarios, que la han ayudado a perfeccionar el lenguaje. Lejos de casa y sin hablar una palabra de griego, Tatiana se abrió camino en un país ajeno del que posee un título nobiliario y por el que desea hacer mucho más que portar una tiara.
La monarca tiene 35 años y aún no se ha convertido en madre, aunque la prensa rosa especula al respecto; a ella le despreocupa lo que se escriba en revistas, está concentrada en “otro bebé”: su libro de recetas “A Taste of Greece”, que acaba de publicar y cuenta con aportaciones de otras celebridades como Tatiana Santo Domingo, Margaret Atwood, Arianna Huffington, y Valentino Garavani. Las ganancias van dirigidas a todas esas fundaciones en pro de las causas en Grecia que ella apoya.
Definitivamente encantadora y admirable, carismática y elegante, así es Tatiana de Grecia, una princesa moderna con una clara visión del mundo y un estilo único. La venezolana no solo conquistó a un príncipe griego sino que también a Grecia entera. ¡Opa!